Pero, cómo luchar si era fiel a la canción: Soy eterno viajero de sueños e ilusiones. Soy eterno viajero de amores. Cruzaré los
mares en mi barco pirata con los cañones acenagados y mi badera será blanca. Cómo luchar sin armas, con la bandera blanca. Pero algo había que hacer, y pronto o todo el planeta de los recuerdos desaparecería en con el Olvido.
El Caballo de Troya, si, la Nave de los Sueños se encontraba en el interior de la bodega de ese destructor, a demás, por fin entablaba contacto con la Gran Computadora de Abordo.
Rásselas metió una secuencia de comandos en la consola de su brazo y transmitió la señal. Las ondas radiofónicas volaron hasta los 500km de altura donde se encontraba el destructor. La Nave de los Sueños captó la señal. Todas las tropas andaban atareados con cargar los grandes cañones, no había nadie vigilando, no había ningún oficial por allí, todos estaban gozando con el Capitán de lo bien que iba la operación.
Pero la pantalla del puente de mando de la nave de nuestro amigo se puso en marcha, los paneles se activaron y se marcó automáticamente unas coordenadas.
Al momento, los propulsores de popa se pusieron en marcha lanzando 75.000 toneladas de combustible por segundo, lanzando al Galeón de los Sueños contra una de las paredes laterales del Destructor Olvido, reventó varias paredes, atravesó todas las capas del fuselaje hasta llegar al exterior y salir lanzada como un piro en el pecho.
El estruendo fue enorme, toda la barcaza viró a estribor obligando a las tropas, oficiales y hasta al mismísimo capitán agarrarse a paredes y mesas.
La Nave de los Sueños estaba libre por fin, libre del olvido y se dirigía hacia el planeta de los recuerdos. Iba muy dañada, el choque había sido tremendo, así que necesitaría grandes reparaciones para continuar con su eterno viaje.
Pero más dañado estaba el Destructor, los destrozos habían afectado a los sistemas de generación de las pantallas deflectoras, ahora era vulnerable.
Rásselas se levantó y dijo a la congregación del refugio, debajo de las raíces del abeto: seguidme. Y todas las criaturas le siguieron camino del jardín de la memoria.
fin de la transmisión diaria.
Pero este contaba con un escudo de protección que impedía que los rayos impactasen en su casco. Nada podían hacer los habitantes del Planeta Recuerdo, nada podía hacer el polen de las Flores de la Memoria. La destrucción sería total, no quedaría vestigio alguno de esa civilización.
Pronto aparecieron nuevamente las luces rojas, esas esferas de energía que bombardeaban sin cesar las cabezas de esas bellas criaturas. Pronto salieron corriendo en busca de los refugios.
Llegaron una vez más a la casa bajo la raíz del abeto, cada impacto, cada explosión caía arena del techo, todos se abrazaban.
Las horas pasaban y el ruido se iba alejando, pero la humareda seguía persistiendo como un gas letal que todo lo quemaba.
Se abrió una puertecita de madera de golpe y entraron varios porteando a una joven criatura de uno más de siete meses, estaba muerta, la depositaron en el suelo y todos sollozaron a su alrededor.
Rásselas se levantó furioso, se agarró a los barrotes de la pequeña ventanilla y gritó.
Fue un grito de desesperación, de incomprensión, frustración, desánimo
y derrota.
Tuchini una vocecita pronunció tras el, al girarse pudo ver como la hermosa criatura se incorporaba y alzaba el brazo hacia él.
Rásselas corrió hacia ella y la abrazó llorando, al cogerse de las manos y mirarse a los ojos, la consola que llevaba nuestro amigo en el antebrazo revivió y se puso a lanzar luces y sonidos electrónicos.
La pantalla brillaba con una luz cegadora, en ella apareció la siguiente señal Enlace con la computadora central establecido, esperando comando de acción
inserte ahora
Al revivir un hermoso recuerdo, pudo dar a muestro amigo la energía necesaria para que su consola sortease todas las trabas del sistema de seguridad del Destructor Olvido.
Ahora Rásselas tenía un plan, el plan caballo de trolla.
fin de la transmisión diaria.
Un punto rojo, dos, tres
así sucesivamente. Nadie se dio cuenta cuando la primera esfera roja de energía cruzó el cielo e impactó a poca distancia de allí. Lo primero que aconteció fue una desbandada imprevista de centenares de pájaros de toda clase. Tanto movimiento llamó la atención de todas las criaturas, incluso de Rásselas. Giraron la cabeza y miraron atrás. Un temblor de tierra, el silencio absoluto, pétreo, y a continuación un golpe de viento como un huracán que doblaba todos los árboles, arrastrando placas de tierra y rocas.
Las criaturas huían despavoridas en todas direcciones, el caos invadió, la plaza. Gritos, llanto y dolor cambió la tarde de fiesta. Duró poco, unos diez minutos ese viento ardiente y asfixiante, cuando llegó la calma, algunos rezagados andaban por la destruida plaza sorteando escombros.
Pero otra explosión aconteció, y de inmediato, otra y otra más
una serie de luces rojas iluminaron el cielo nocturno, nos estaban bombardeando.
Rásselas estaba en una pequeña casa tronco bajo las raíces de un gran alce. Todos miraban por una pequeña ventanita redonda el exterior, era una pesadilla. La destrucción más absoluta.
Los habitantes del planeta Recuerdo son seres pacíficos, pero son tenaces y se niegan a su desaparición. Cuando pareció que todo había pasado, cuando dieron un respiro, el más anciano cogió del brazo a nuestro amigo y dijo: Tuchini no le entendí, pero le seguí a él y a unos doce más, por una profunda galería.
Anduvimos casi media hora hasta llegar al otro lado al exterior. Se encontraban en un prado enorme, inmenso, hasta donde alcanzaba la vista se podía ver que ese prado era un huerto, un huerto de flores gigantes, el Jardín de Tierna Memoria.
Los guerreros se acercaron cada uno a una flor, a la orden del viejo sacaron un machete y cortaron la punta de los tiernos capullos abriéndose los pétalos y mostrando los estambres en todo su esplendor. Al hacer esto, salió despedido un polen de colores brillantes como un arco iris surcando el cielo. Centenares de rayos de colores subían al cielo intentando impactar al destructor Olvido.
fin de la tansmisión diaria.
Me condujeron por lo más espeso del bosque en fila india hasta un claro perfectamente circular atravesado por un río caudaloso y brillante.
Allí, ruidos de tambores daban la noticia a toda la ciudad, los exploradores habían regresado, y por lo visto con Tuchini. Pues todo el mundo, centenares, miles gritaban el nombre señalándome.
Como si de un desfile, sí similares a los que se les hacen a los astronautas al llegar a la Tierra después de un largo periodo en el espacio, me recibieron.
Una nube de pétalos de flores de infinidad de colores volaban ante nuestro paso, tambores, timbales y trompetas. Todo era fiesta.
Llegamos a una plaza rodeaba de cabañas de madera, allí, salió una criatura, al parecer la más anciana del lugar, me miró a los ojos y le cambió el semblante. Se puso a hablar al público, no se lo que dijo, solo entendí:tuchini.
La gente bailaba, cantaba, reía
danzábamos en círculos concéntricos hasta llegar a marearme. Era genial, formidable, estaba allí en el planeta de los recuerdos. Rodeado y regocijándome con los recuerdos, graciosos y simpáticos recuerdos. Cuanto más bailaba con ellos, mejor me sentía
no los abandonaría jamás.
En lo alto, la bóveda celeste de un azabache cristalino, mostraba millares de estrellas. Una de ellas, se movía con especial velocidad.
Nadie se dio cuenta, pues estaban en la gran fiesta, Rásselas no pudo mirar al cielo, pues sus ojos los tenían en sus recuerdos. Pero de esa estrella surgió un puntito brillante y rojo. Esa estrella en realidad era el destructor estelar Olvido.
fin de la transmisión diaria.
Todo a mi alrededor cambió. Ya no estaba desolado, ya nada era feo. La belleza me envolvía, mirase donde mirase.
Decidí adentrarme en ese paraíso terrenal para explorarlo, tenía tantas ganas de adentrarme en el, una fuerza oculta en mi, en alguna parte, me invitaba a avanzar más y más en la espesura del bosque.
No se el tiempo que anduve, entre ríos, charcas y nenúfares. No se, perdí la cuenta ya de las distintas especies de setas gigantes que encontré en mi camino. Fue precisamente observando una enorme, cuando escuche un sonido. Un golpeteo de madera.
De repente, noté algo en mi espalda, algo punzante
Al girarme poco a poco, pude ver que una extraña figura me amenazaba con una rudimentaria lanza.
No quería problemas, así que alcé mis manos enseñando las palmas vacías. Cuando vieron mi gesto se escuchó. ¡Tu-chi-niiiiiii! Y centenares de criaturas salieron de la floresta.
Humanoides, bajos, costos de piernas y brazos, aparentemente torpes al andar, pero nada más lejos de la realidad. Contaban con una espesa piel de pelo, de colores pardos, y unos ojos azabaches que miraban con tremenda curiosidad.
-Soy amigo, a-mi-go- Dije intentando tranquilizar la situación.
-Tu-chi-ni- Me respondió la criatura con semblante afable y señalándome.
fin de la transmisión diaria.
El sarcófago humeante se quedó varado en la orilla de la playa. Todo estaba vacío, árido. No había nada, ni nadie. Solo una inmensa planicie de arena roja y dos enormes lunas en el horizonte diurno. La verdad que una imagen celestial e imponente.
Me alejé del gran lago caminando, hasta lo alto de una pequeña colina para mirar a mi alrededor. Mientras giraba sobre mi mismo y miraba el desolado paisaje, comencé a recordar.
Los Picos de Europa, Canadá, Los Pirineos, Suecia, Valencia, Murcia, Cope, El Florida, El varano en la playa, La Viña, Una barbacoa, la media luna, La Galera, Londres, Barcelona, un beso, cuando me enteré que era tío, El Pelotazo, La sierra del Aguilón
tantas cosas, tantas
que la imagen que se formaba en mi mente se materializaba en ese paisaje pintándolo de colores.
Mis recuerdos revivían.
fin de la transmisión diaria.
El tiempo iba transcurriendo y no pasaba nada, todo estaba tranquilo. Pero solo era una sensación ilusoria, tarde o temprano descubrirían mi escapada y se podrían a buscarme, hasta dar conmigo, si no pasa algo antes.
De pronto, mi computadora portátil del antebrazo se puso en marcha, por fin podría entablar enlace con la Nave de los Sueños. Probé todos los canales disponibles, pero todos me decían lo mismo, conseguía introducirme en el sistema de la nave, pero de poco valía, pues no me reconocía.
Fue en una de esas intentonas, cuando capturé un archivo de audio del puente de mando de este destructor estelar.
-¿Señor?
-Adelante, infórmeme.
-Sí señor. Como usted mandó mantuvimos todos nuestros operativos en fuego de supresión a la espera de algún movimiento del enemigo. Como predijo, se ha captado movimientos cerca de una cordillera al norte de la costa del gran lago.
-Muy bien, perfecto. En 72 horas estaremos en la perpendicular orbital donde se encuentra el refugio de los recuerdos, podremos acabar con ellos.
¡Ponga en marcha la operación Olvido!
-¡A la orden mi señor!
No pude escuchar más, un gran estruendo saturó mis tímpanos y una fuertísisma vibración casi desarma mi esqueleto. Las puertas se habían abierto y salía despedido, con todos los restos del destructor estelar, al espacio.
Estaba flotando alrededor del planeta, aun estaba cerca de la nave espacial. Navegaba a la deriva en una pléyade de basura y escombros, pero poco a poco, el viento solar de la estrella próxima iba haciendo su efecto. Tan solo me separaban de la superficie unos 400 Km, pero esa distancia se acortaba por momentos y yo notaba en mi pecho el tirón gravitacional en aumento.
Tuvo que ser espectacular verlo desde abajo. O desde fuera de este sarcófago, convertido en una saeta ardiente que partía el cielo en dos mitades perfectas. Las placas cerámicas se desprendían como costras volcánicas, mi refugio de acero se iba descamando, cambiando de piel como un reptil de fuego.
Caí en el Gran Lago, cerca de la costa.
Ya me encontraba en el Planeta de los Recuerdos, y comencé a recordar sin poder evitarlo.
Recordar
fin de la transmisión diaria.
Por fin pude salir después de varias decenas de metros. Llegué a una habitación, supongo que sería los cargaderos de comida de ese sistema, por lo visto no tendría gran relevancia en la nave, pues estaba desprovisto de vigilancia.
Antes de salir por la puerta escuché que al otro lado había alguien, marcaba el código para abrirla desde fuera, me iban a descubrir.
De un salto me escondí en un contenedor con ruedas, parecía un tren de vagonetas metálicas. Gracias a unas rendijas, pude ver que al abrirse la puerta varios individuos se metieron en la sala, engancharon un robot al primer vagón y se pusieron en marcha.
Pasamos por muchas salas, por lo visto, recogían desperdicios, tal vez eso explique el mal olor.
Cuando todos los contenedores estuvieron llenos, desengancharon al androide y me dejaron solo en una sala poco iluminada. Por prudencia esperé un poco, para asegurarme que no hubiera nadie. Así lo hice, salí solo cuando estaba absolutamente fuera de dudas.
La habitación estaba repleta de esos objetos, unos junto a otros, apenas había espacio entre ellos. La iluminación era muy tenue, de un rojo apagado que apenas se podía ver nada. Por eso me golpee varias veces la cabeza, pues el techo era increíblemente bajo.
¡Qué sala más rara¡ pensé. Pronto comprendí que era lo que estaba sucediendo. En realidad se trataba de un basurero y por lo que leí en un cartel de la pared
pronto abrirían las compuertas y caeríamos al vacío espacial.
Pronto, como un loco, abrí todos los contenedores posibles, debía encontrar algo con urgencia que me ayudase. Por suerte encontré unas placas de aislamiento cerámico de plastiacero, así que forré mi vagoneta con esto, a demás, por seguridad, tenían una escafandra para salidas espaciales. Así que no dudé un momento en colocármelo.
Cerré mi contenedor, y esperé.
fin de la transmisión diaria.
Las horas pasaban y pasaba lentamente, el tiempo erosionando mi ánimo como el agua lo hace con la ronca, con desmedida paciencia.
¿Cuánto tiempo? ¿Días, semanas? No lo sé, mi computadora portátil del brazo no me funciona aquí, estoy desconectado de todo.
Cada cierto tiempo se abre una trampilla en la pared, cae un vaso de papel blanco y al momento desciende un tubito de silicona que lo llena de una papilla viscosa.
La luz blanca, opalina, que procede de todas partes me pone nervioso, no puedo saber cuantas orbitas al planeta llevamos, si fuese así, podría mediante un sencillo cálculo intuir cuanto ha transcurrido.
Hace mucho tiempo ya que deduje que no soy un invitado, sino un prisionero. Y eso no puede quedar así.
Está claro que me han atrapado al haberme introducido en el campo gravitatorio del Planeta Recuerdos. ¿Por qué? ¿Por qué no quieren que me acerque allí? ¿Por qué no contestaron mis preguntas? Demasiadas cuestiones, no tengo información.
Pero si me han apresado, si mis captores no quieren que vaya a ese planeta está claro que es precisamente lo que debo hacer. Pero ¿cómo?
Miré por toda la habitación, no era más de tres por tres metros, por dos y medio de alto. Veintidós coma cinco metros cúbicos de espacio vacío y superficie plana. Desesperado, tanteando el suelo, las paredes
todo, llegué a notar que el hueco por donde descendía la comida media unos cincuenta y cinco centímetros de lado.
Debía estar atento cuando se abriese la trampilla para soltar ese supuesto alimento, que ni el peor bicho del planeta más horrendo sería capaz de digerir.
Así lo hice, cuando la trampilla se abrió y descendió el vaso, introduje la cabeza y pude ver un conducto cuadrado que ascendía. Con la pata de la cama, bloqueé esa puertecilla para que no descendiera, e introduje mi cuerpo por ella. Una vez dentro y para atenuar las sospechas, le di un puntapié y esta se cerro.
Embutido en una galería oscura, avancé como pude, reptando como un gusano en las profundidades de una tierra metálica.
Pronto encontré la luz.
fin de la transmisión diaria.
La puesta poco a poco iba descendiendo hasta tocar el gélido suelo del destructor estelar. El vapor de agua que salía de dos aberturas superiores del pasillo impedía ver el exterior, pero si se podía observar como unas formas, unas siluetas se movían acercándose.
De esa humareda blanca surgieron una escuadra completa de soldados armados hasta los dientes, una docena de punteros láser se situaban en mi pecho y en mi frente.
No hice nada para impedirlo, me dejé atrapar.
Me llevaron por todo el inmenso muelle de carga subido a un deslizador aéreo que se movía suavemente por al plana superficie de cristal negro, hasta llegar a lo que parecía un puesto de mando.
Se abrió una puerta y de ella surgió un hombre ataviado con un uniforme distinto a los demás. Su rostro denotaba cierta altivez.
-Señor -Dijo con un ademán dubitativo.
-Rásselas.
Bien, señor Rásselas, soy Sagan, el oficial al mando de este destacamento. Tengo orden del capitán de ofrecerle nuestras disculpas por las molestias causadas. Pero era de vital importancia sacarle de esa área.
-Pero ¿Por qué?- No salía de mi asombro.
Ibamos caminado por espaciosos pasillo, cruzándonos con destacamentos en formación o androides de protocolo.
-Porque es realmente peligroso, todo aquello que se encuentre en las proximidades del campo gravitatorio del Planeta Recuerdos, debe ser evacuado inmediatamente.- Me hizo un gesto de cortesía para entrar primero en una sala.
-¿Ocurre algo?¿Es una guerra?
-Demasiadas preguntas por hoy, será mejor que descanse- Decía desde el hueco de la puerta asomando solamente la cabeza.- Siéntase como nuestro invitado.
La puerta se cerró dejándome a mi en un camarote minimalista, de paredes y techo blancos. De cuya luz era imposible discernir de donde procedía, en el más absoluto de los silencios.
-¡El planeta Recuerdos !
fin de la transmisión diaria.
Miraba asombrado la pantalla de mi consola, cuando una serie de enormes explosiones me obligaron a cerrar los ojos y a ferrarme bien a mi sillón.
En seguida por la radio se estableció una entrecortada comunicación.
-Galeón tipo carguero- Surgió de los altavoces del puente de mando- Galeón tipo
carguero, estabilice la nave y pase a velocidad de crucero.
No sabía qué era lo que pretendían, pero estaba comprobado que eran mucho más rápidos que yo y diestros en el combate, mejor debía ir con cuidado.
Una vez que pasé a la velocidad que ellos me indicaban, en la pantalla de la Gran Computadora de Abordo, surgió una secuencia de números.
-Inserte en el timón electrónico las coordenadas, será reconducido a un lugar seguro.
Al pulsar la tecla INTRO la nave dejó de estar en mis manos para volar teleconducida desde alguna parte. Tal vez a aquello que, en un principio, pensaba que era una estrella brillante, o un satélite. Pero no, era la causa por la que miraba asombrado el scanner de mi consola
era un destructor estelar de proporciones titánicas.
En breve, los reactores de popa se habían desconectado y era engullido por una gigantesca ballena blanca hasta el interior de uno de sus muelles.
Ahora todo estaba quito, solo veía la escotilla como se abría y como por el creciente hueco iba en aumento una opalina luz blanca que me cegaba.
fin de la transmisión diaria.
Dos extraños disparos se aproximaron peligrosamente al casco de la Nave de los Sueños. En seguida, la Gran Computadora de Abordo ejecutó el programa de autodefensa.
No me dio tiempo ha hacer nada, era la primera vez que me encontraba ante una situación así.
Todo daba vueltas y notaba como la nave giraba y se escabullía del asalto.
Pude arrasarme al asiento con el cinturón, y por medio de las consolas de mi mesa, observé de qué se trataba. Eran dos pequeñas naves, al parecer de combate, se movía con gran celeridad por todo el espacio intentando hacerme estallar en mil pedazos.
Pero
¿Por qué?
fin de la transmisión diaria.
Volé, volé como una centella incandescente que salta disparada de un leño ardiente. Brillante y fugaz en la más absoluta noctambulidad del cosmos eterno.
Mi ilusión, a la caza de mi ilusión.
En poco tiempo se fue perfilando un planeta rojo como una gota de sangre seca, era una costra que surgía en la nada del universo, un rasguño redondo en la realidad a la que me aproximaba.
Los sensores de la Nave de los sueños, se volvieron locos, mostraron gran actividad orbitante en las proximidades del objeto celeste.
Y al acercarme a la influencia de su campo gravitatorio, una música sonó en toda la nave.
Artista: Sting
Album: Brand New Day
Canción: Desert rose
I dream of rain
I dream of gardens in the desert sand
I wake in vain
I dream of love as time runs through my hand
I dream of fire
Those dreams that tie two hearts that will never die
And near the flames
The shadows play in the shape of the man´s desire
This desert rose
Whose shadow bears the secret promise
This desert flower
No sweet perfume that would torture you more than this
And now she turns
This way she moves in the logic of all my dreams
This fire burns
I realize that nothing´s as it seems
I dream of rain
I dream of gardens in the desert sand
I wake in vain
I dream of love as time runs through my hand
I dream of rain
I lift my gaze to empty skies above
I close my eyes
The rare perfume is the sweet intoxication of love
I dream of rain
I dream of gardens in the desert sand
I wake in vain
I dream of love as time runs through my hand
Sweet desert rose
Whose shadow bears the secret promise
This desert flower
No sweet perfume that would torture you more than this
Sweet desert rose
This memory of hidden hearts and souls
This desert flower
This rare perfurme is the sweet intoxication of love
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Artista: Picadura
Álbum: Nuevo Día
Canción: Desierto se elevó
Sueño con la lluvia
Sueño con jardines en la arena de desierto
Despierto en vano
Sueño con el amor como el tiempo traspasa mi mano
Sueño con el fuego
Aquellos sueños que atan dos corazones que nunca morirán
Y cerca de las llamas
Las sombras juegan en la forma del deseo del hombre
Este desierto se elevó
Cuya sombra lleva la promesa secreta
Esta flor de desierto
Ningún perfume dulce que le torturaría más que esto
Y ahora ella da vuelta
De estos caminos ella se mueve en la lógica de todos mis sueños
Estas quemaduras de fuego
Comprendo que nada parece
Sueño con la lluvia
Sueño con jardines en la arena de desierto
Despierto en vano
Sueño con el amor como el tiempo traspasa mi mano
Sueño con la lluvia
Levanto mi mirada fija para vaciar cielos encima
Cierro mis ojos
El perfume raro es la intoxicación dulce de amor
Sueño con la lluvia
Sueño con jardines en la arena de desierto
Despierto en vano
Sueño con el amor como el tiempo traspasa mi mano
El desierto dulce se elevó
Cuya sombra lleva la promesa secreta
Esta flor de desierto
Ningún perfume dulce que le torturaría más que esto
El desierto dulce se elevó
Esta memoria de corazones ocultados y almas
Esta flor de desierto
Este perfume raro es la intoxicación dulce de amor
Algo tras de mi, persiguiendo mi galeón de sueños, me perseguía, pero ¿qué?
fin de la transmisión diaria.
La Nave de los Sueños volaba fugaz cual estrella, dejando una estela ilusoria a su paso.
Todo estaba en orden, todo funcionaba a la perfección.
Rásselas se encontraba muy atareado en el puente de mando organizando actividades, charlas
la mesa era un nido de papeles blancos, una cordillera nevada de celulosa la cual ocultaba a nuestro amigo tras sus faldas.
Entre tanta a notación y anotación, Rásselas vio en una esquina de un viejo papel, una nota manuscrita por el hace tiempo. ¡Cómo se me pudo pasar?!
Despegó la vista de esa mesa, cuya superficie era un collage de documentos desordenados.
Se acercó a la Gran Computadora de abordo e introdujo los datos. No tardó mucho en notar como la nave iba ganando velocidad, se estaba acelerando.
Ahora sobre el cielo estrellado del universo, atravesando nubes de gas ionizado, nebulosas difusas la Nave de los Sueños se había convertido en una saeta brillante, una espada que partía el cosmos en dos.
fin de la transmisión diaria.
Cuando vivía en la tierra, hace ya casi tres años, vía una serie de televisión que me encantaba: Friends.
Resulta que ahora, a miles de millones de años luz de mi planeta
siento que vivo dentro de esa serie
que mi vida la esta emulando inconscientemente.
Jóvenes, próximos a los treinta que buscan afianzar sus vidas, hacen el equilibrio sobre la cuerda floja del día a día
con la única ayuda de ser todos amigos. La amistad como forma sana de aferrarse a la vida.
Me encanta los amigos que tengo, me encantan las aventuras que vivo con ellos.
Consiguen que cada día sea algo nuevo para vivir y aprender.
fin de la transmisión diaria.
Planes, proyectos, ilusiones
tantas cosas por hacer. Debo se ser paciente porque no se pueden hacer todas a la vez, y cada cosa llevará su tiempo de maduración, no me puedo precipitar.
Al ser ahora capitán, ya en cierta medida, he dejado de ser un poco yo
ahora se podría decir que respecto a mi tripulación, soy un golem el cual hace lo que dictamine el consejo. Los actos, los trabajos
no deben ser para mi beneficio personal, no, son para el fin común de la tripulación, de la Nave.
No nacemos con la lección aprendida, no existen estudios para esto. Solo la experiencia. Y para ello, no podemos evitar los errores, pero gracias a ellos, si uno es receptivo, se puede sacar partido. Como dicen, se aprende más de un error que de un logro.
En breve, deberé tomar algunas decisiones, decisiones difíciles y duras pero esa es mi tarea, tomar decisiones en ciertos ámbitos y ser determinante.
Realmente, en estos últimos días he vivido más intensamente que en los últimos meses. Pero tanta excitación, tantas nuevas sensaciones, le hacen a uno zozobrar, y sentirse vulnerable otra vez. Todo sería más sencillo agarrado a la mano de alguien.
O recibir un abrazo, de vez en cuando.
Porque son es estos momentos en el que uno es el centro de atención, cuando parece que todo gira alrededor del ombligo, sin desearlo que así sea, cuando se siente más solo.
Cómo me gustaría volver a escuchar el latir de un corazón, despertar en la madrugada con el olor de un cuello cercano. Y la sensación de un abrazo.
Simplemente con eso, me convertiría en el ser más poderoso del universo.
fin de la transmisión diaria.
Mi primer día como capitán.
Todo ha sido tan rápido...
¿Cómo ser ecuánime?¿cómo mantener la equidistancia?
No me gustan los discursos ni las palabras, prefiero las acciones.
Pero ahora me ha tocado hablar, es el momento de la palabra. Por eso, debor ser meridiano, debor contar con todos, sin olvidarme a nadie.
¿Cómo enmiendar mi error? No quiero hacer daño al grupo que tantas cosas hemos hehco juntos, que somos hermanos sin poder evitarlo. Que en el pasado, presente y futuro vamos e iremos cogidos de las manos.
No quiero hacer daño a nadie.
Ecuanime...
Siempre nos acostamos con aprender algo nuevo, y para bien o para mal eso es lo hermoso de la vida.
Hoy por la mañana, antes de ir a la reunión de los miembros pequeños de mi tripulación, he ido dar mis respetos a mis ancestros predecesores...
...fin de la transmisión diaria.