El sarcófago humeante se quedó varado en la orilla de la playa. Todo estaba vacío, árido. No había nada, ni nadie. Solo una inmensa planicie de arena roja y dos enormes lunas en el horizonte diurno. La verdad que una imagen celestial e imponente.
Me alejé del gran lago caminando, hasta lo alto de una pequeña colina para mirar a mi alrededor. Mientras giraba sobre mi mismo y miraba el desolado paisaje, comencé a recordar.
Los Picos de Europa, Canadá, Los Pirineos, Suecia, Valencia, Murcia, Cope, El Florida, El varano en la playa, La Viña, Una barbacoa, la media luna, La Galera, Londres, Barcelona, un beso, cuando me enteré que era tío, El Pelotazo, La sierra del Aguilón
tantas cosas, tantas
que la imagen que se formaba en mi mente se materializaba en ese paisaje pintándolo de colores.
Mis recuerdos revivían.
fin de la transmisión diaria.