Por fin pude salir después de varias decenas de metros. Llegué a una habitación, supongo que sería los cargaderos de comida de ese sistema, por lo visto no tendría gran relevancia en la nave, pues estaba desprovisto de vigilancia.
Antes de salir por la puerta escuché que al otro lado había alguien, marcaba el código para abrirla desde fuera, me iban a descubrir.
De un salto me escondí en un contenedor con ruedas, parecía un tren de vagonetas metálicas. Gracias a unas rendijas, pude ver que al abrirse la puerta varios individuos se metieron en la sala, engancharon un robot al primer vagón y se pusieron en marcha.
Pasamos por muchas salas, por lo visto, recogían desperdicios, tal vez eso explique el mal olor.
Cuando todos los contenedores estuvieron llenos, desengancharon al androide y me dejaron solo en una sala poco iluminada. Por prudencia esperé un poco, para asegurarme que no hubiera nadie. Así lo hice, salí solo cuando estaba absolutamente fuera de dudas.
La habitación estaba repleta de esos objetos, unos junto a otros, apenas había espacio entre ellos. La iluminación era muy tenue, de un rojo apagado que apenas se podía ver nada. Por eso me golpee varias veces la cabeza, pues el techo era increíblemente bajo.
¡Qué sala más rara¡ pensé. Pronto comprendí que era lo que estaba sucediendo. En realidad se trataba de un basurero y por lo que leí en un cartel de la pared
pronto abrirían las compuertas y caeríamos al vacío espacial.
Pronto, como un loco, abrí todos los contenedores posibles, debía encontrar algo con urgencia que me ayudase. Por suerte encontré unas placas de aislamiento cerámico de plastiacero, así que forré mi vagoneta con esto, a demás, por seguridad, tenían una escafandra para salidas espaciales. Así que no dudé un momento en colocármelo.
Cerré mi contenedor, y esperé.
fin de la transmisión diaria.