Interludio:
Ya lo dice la canción de Silvio: lo más terrible se aprende enseguida
y lo hermoso nos cuesta la vida.
La madrugada del domingo di otro paso más en mi proceso particular de aprendizaje de todas las cosas bellas que tiene la vida. Porque para asimilar la belleza, no se puede ir corriendo, hay que tomarse su tiempo y degustar cada minuto, cada segundo
en cada sístole y cada diástole.
Quiero prescindir de lo instantáneo y saborear con buen paladar del mejor vino, de la mejor compañía.
Esta vez no voy a hablar de ello, me lo quedo para mí.
...fin de la transmisión diaria.
Avanzando de rodillas por un sinuoso pasillo húmedo resbaladizo solo podía pensar en salir cuando antes de aquel siniestro lugar. La luz aumentaba paulatinamente, no parecía provenir de una salida determinada, venía de todos los lados. Azul, azul intenso, brillante.
Al poco tiempo, los vapores y el calor fueron sustituidos por el agua cristalina y fresca, revitalizante. Nadaba en el fondo del mar hacia la luminosa superficie acompañado de bancos de peces exóticos, de tortugas milenarias y simpáticos delfines.
Por fin, emergí y tomando una gran bocanada de aire grité como lo pudo hacer el Conde de Montecristi al liberarse de su presidio.
La felicidad me embargó, había sobrevivido al infierno, o mejor dicho, a su ante sala.
Ahora me quedaban muchas rutas por explorar en este maravilloso jardín de Hesperia.
fin de la transmisión diaria.
Tal vez caería en un desmayo o en un sopor perfecto. Pero apenas recuerdo el tiempo que pasé en ese estado rumiando recuerdos, sensaciones, emociones Regodeándome una y otra vez en pequeños destellos en la sonrisas de una tarde, de una noche, de una simple cogida de manos, un roce en el torso, una mirada de complicidad, un entendimiento en la risa...
A veces la vida sorprende por la espalda, sin saber el motivo y el por qué, nos aturde y nos deja en un estado catatónico.
Supongo que lo mejor es dejarse llevar y experimentarla, porque la vida esta para eso, para vivirla, para sentirla. Pude dar miedo, por la sorpresa, por la novedad y el desconocimiento, así como la falta de experiencia pero dejándose llevar como una hoja en la corriente de un río, seguro que la situación conducirá a un buen recodo, a un remando o a una cascada.
Todo este tiempo regurgitando, realimentando mis emociones, mi desasosiego, la sorpresa del momento revivida una y otra vez.
Parpadeé y salí de la hipnosis. Estaba acostado en el suelo con la cabeza hacia un lado, miraba el pequeño agujerito que dejo el bicho del grano del café.
No se por qué, pero deslicé mi mano y con la una comencé a arañar la pared próxima a esa pequeña oquedad de luz. Pronto, la pared de piedra empezó a arañarse como lo haría un cristal pintado de color. Los arañazos cada vez se hacían más y más profundos. De rodillas, continué cada vez más fuertes y ya parecía que le quitaba la piel de huevo duro a los muros que me encerraban.
Trozos de piedra, arena de desprendían, ya podía coger bloques enteros y desplazarlos, la luz era azul y preciosa.
Por fin, un pasillo abierto me conduciría hacia la libertad del infierno.
...fin de la transmisión diaria.
Cuando abrí los ojos una gran oscuridad rodeaba todo. Sabía que los tenía abiertos, de par en par, como platos, pero ni un atisbo de luz fui capaz de observar.
El suelo estaba duro, era piedra por supuesto, y caliente. Olía fatal, a putrefacción avinagrada que me provocaba arcadas y continuos vómitos.
Gritos de dolor, cadenas y golpes metálicos procedían de todas partes, risas de personas las cuales hace tiempo perdieron la cordura como única vía de escape a tanta maldad y sufrimiento.
Las cadenas de mis tobillos y muñecas me hacían daño, las heridas no cicatrizaban nunca y se extendían por el cuerpo.
¿Que es el tiempo en esta situación? Donde basar mi referencia de minutos y segundos, si cada momento, cada instante era una carga insufrible de desesperación y desasosiego.
Estaba hecho un ovillo en una esquena, con la cabeza metida entre las desnudas rodillas y los brazos cruzados delante de los tobillos cuando escuche un ruido apenas perceptible entre tanto golpe. Era como si alguien o algo, raspara la pared que tenía junto a mi.
Era constante, un rig, rig, rig me imaginé a una oruga royendo la madera. ¿Pero como podía habitar un ser así esta inmundicia?
Por fin un agujero nació en la pared como en la superficie de una manzana dejando entrar un haz de luz. De él salió un extraño bichito de no más de un centímetro de altura. Cuanto más me fijaba, más conocida me parecía su forma, su especie.
Sin duda alguna se trataba de un bicho de los granos del café.
-Hola, buenas tardes.-Soltó sonriente.- ¿Sabrías decirme donde se encuentra la playa más próxima?
-No se decirte, no ves que estoy en el infierno.
-Bueno, seguro que no puede quedar muy lejos huelo el salitre y la poseidonia muy cerca.
-Vete, yo no te puedo ayudar.-Apenas le miré, oculté aun más mi cabeza entre las piernas.
-Bueno, en tal caso. Puede que yo si pueda hacer algo por ti.- Sacó de un gracioso zurrón una golosina. Parecía un caramelo. Me lo dio su se volvió a introducir en el agujero.
Miré el pequeño caramelo, tenía el tamaño de un grano de arroz. Ahora, gracias a la luz excavada por el bicho, podía leer su envoltura. caramelo sabor autoestima. Me resultó extravagante un sabor así, pero me lo comí y su dulzura me cautivó. Acostado en el suelo me dejaba llevar por la sinfonía de sabores que saturaban mi boca. Me hizo sentir más tranquilo, más seguro. Cuando quise darme cuenta, las cadenas se habían roto como si fueran de escayola.
fin de la transmisión diaria.
Interludio:
José Ortega y Gasset
El espectador (fragmento)
Tomado de "El poder de la palabra"
" La verdad, lo real, el universo, la vida - como queráis llamarlo - se quiebra en facetas innumerables, en vertientes sin cuento, cada una de las cuales da hacia un individuo. Si éste ha sabido ser fiel a su punto de vista, si ha resistido a la eterna seducción de cambiar su retina por otra imaginaria, lo que ve será un aspecto real del mundo. Y viceversa: cada hombre tiene una misión de verdad. Donde está mi pupila no está otra; lo que de la realidad ve mi pupila no lo ve otra. Somos insustituibles, somos necesarios. Dentro de la humanidad cada raza, dentro de cada raza cada individuo es un órgano de percepción distinto de todos los demás y como un tentáculo que llega a trozos de universo para los otros inasequibles. La realidad, pues, se ofrece en perspectivas individuales. Lo que para uno está en último plano, se halla para otro en primer término. El paisaje ordena sus tamaños y sus distancias de acuerdo con nuestra retina, y nuestro corazón reparte los acentos. La perspectiva visual y la intelectual se complican con la perspectiva de la valoración. "
...fin de la transmisión diaria.
-Creo que no. No, no quiero.- Apenas movió los labios.
-¡¿Qué?!¡¿Será insolente este miserable microbio?!- Su voz sonaba atronadora en el interior de la caverna, con cada palabra su cuerpo se estiraba. Brazos, piernas, cuello todo ganaba en elongación al igual que delgadez. Los ojos se les oscurecieron aun más y hundieron en las cuencas formando un rostro horripilante, momificado.
Se le hincharon las costillas al tomar aire pare gritar aun más ya convertido en un verdadero demonio.- Te arrepentirás de no aceptar el pacto, de no querer metalizar tus emociones, vivir un amor galvanizado, vivirás en la más absoluta de las soledades putrefactas.
Se giró sobre si mismo y descargó su ira sobre la enorme marmita con una terrible patada. Esta rodó y vertió todo su pastoso contenido. Las burbujas que formaba su superficie de légamo parecían dibujar caras de sufrimiento y consternación.
-¡Agarradle!- gritó mientras se alejaba por una de las oscuras galerías.
A Rásselas no le dio tiempo a reaccionar, cuando quiso darse cuenta estaba rodeado por una decena de criaturas delgadas, semidesnudas, con la piel de color del óxido.
Un golpe certero en la nuca fue suficiente para dejarle inconsciente.
fin de la transmisión diaria.
La criatura la miraba fijamente con unos ojos penetrantes y brillantes al refregar la luz del fuego que calentaba una enorme marmita.
Esta, estaba en el centro de la sala, y sobre ella, una estactita iba goteando poco a poco un líquido rojizo, centelleante.
-Bueno, no perdamos el tiempo en conversaciones ridículas- Torció la boca y puso los ojos con una ridícula mueca, en cierta manera, carecía de cordura.- Has hecho un largo viaje para solicitar un trabajo, y nosotros principalmente nos dedicamos a eso, a transacciones, ¿verdad Rásselas?
-No entiendo bien.
-¡Pues claro que entiendes!¿Donde esta tu perspicacia?- Miró hacia arriba poniendo cara de desesperación.- Esta bien te ayudare. Nosotros, a demás de otras cosas, podemos forjar sentimientos.
-¿Cómo?¿Podéis crear emociones?- Dijo nuestro amigo perplejo y algo temeroso.
-Pues claro que no. La gente trae aquí sus sentimientos y nosotros los introducimos en la forja. Quedarán algunos duros como el acero, otros maleables como el estaño Bien, a lo que íbamos.- Se quitó la capucha mostrando sus dos enormes ojos que resaltaban sobre la barba.- Dame tus sentimientos y yo los forjaré.
Pareció que al escuchar esto el tiempo se detuvo para Rásselas, no dijo nada, no pestañeó, no se movió nada en su cuerpo, de su ropa Todo lo contrario que su pensamiento, este andaba de un lado para otro, en miles de cálculos, cuestiones, dudas, preguntas.
Nunca me había propuesto forjar mis sentimientos para protegerlos. Pero ¿a caso sería yo la misma persona con mis emociones galvanizadas? No se como sería vivir el amor anodinado, aunque fuera de metales preciosos.
Sin duda, aquella vez que me negué a ponerme la armadura tuve razón. Pero desde aquella vez, no he parado de sufrir en mi viaje. ¿Será necesario por tanto una protección ante este constante dolor?
Vivir con un corazón de almendra se hace duro, se siente no sentir como se debiera, y presiento que muero cuanto más vivo. Es eso pues la constante paradoja que me impide avanzar hacia en encuentro de mi pompa de jabón. Es eso y no otra cosa.
¿Necesito formar mis sentimientos?
En la quietud del tiempo, Rásselas recordó una canción.
The Blower's Daughter
And so it is
Just like you said it would be
Life goes easy on me
Most of the time
And so it is
The shorter story
No love, no glory
No hero in her sky
I can't take my eyes off of you
I can't take my eyes off of you
I can't take my eyes off of you
I can't take my eyes off of you
I can't take my eyes off of you
I can't take my eyes...
And so it is
Just like you said it should be
We'll both forget the breeze
Most of the time
And so it is
The colder water
The blower's daughter
The pupil in denial
I can't take my eyes off of you
I can't take my eyes off of you
I can't take my eyes off of you
I can't take my eyes off of you
I can't take my eyes off of you
I can't take my eyes...
Did I say that I loathe you?
Did I say that I want to
Leave it all behind?
I can't take my mind off of you
I can't take my mind off of you...
I can't take my mind off of you
I can't take my mind off of you
I can't take my mind off of you
I can't take my mind...
My mind...my mind...
'Til I find somebody new
fin de la transmisión diaria.
Y era así, un infierno bajo el paraíso.
Metal y roca fundida se deslizaban en abrasivas escorrentías produciendo sonidos flatulentos.
En las orillas de ese río luminiscente, miles de criaturas horripilantes, con escamas de color rojo óxido, extraían metal para llevarlo a unas extrañas maquinarías.
Dolor y sufrimiento, eso era lo que sentía nuestro amigo.
Estaba tan perplejo que no se dio cuenta de su proximidad al borde, este, se partió haciendo caer a él y al krook hasta el fondo de la sima. Produjeron un enrome alboroto al chocar con un millón de instrumentos olvidados, de herramientas inservibles y bidones vacíos
Cuando asomó la cabeza por encima de esta montaña de hierros, todos los engendros de la galería le rodeaban. Poco a poco se incorporó y pudo ver como estos, sin pronunciar palabra alguna, abrieron un pasillo entre la multitud para dejarle pasar al interior de una lóbrega galería.
Anduvo un tiempo solo, todos se quedaron tras él. La galería estaba perfectamente escavada en la roca, no era natural como las otras. Al final de esta, se encontraba bordeada a ambos lados por una triple fila de columnas retorcidas imitando unas llamaradas.
-Pasa, pasa, no tengas miedo- La voz procedía del fondo artificiosamente iluminado.
Rásselas continuó su marcha hasta llegar al extremo de la sala. Era redonda, en cuyo centro había un enano. Llevaba un hábito marrón y una capucha que le cubría la cara. De esta salí una barba espesa que le cubría casi hasta los ojos. Entre tanto pelo, recio como alambres envejecidos, Rásselas pudo atisbar una malévola sonrisa.
-Bienvenido a unas de las salas de Hades. Sí no te sorprendas, eres demasiado expresivo con la cara- la criatura andaba de un lado para otro con gestos forzados y dramaturga mirada.- El infierno te lo esperabas de otra manera, más terrorífico o doloroso. Desafortunadamente, esto no llega a ser el infierno propiamente dicho, son ¡Ejem! Sus puertas, o al menos esos estamos intentando, tenemos un mes para terminarlas.
Rásselas no salía de su asombro.
fin de la transmisión diaria.
Poco a poco fui avanzando por el interior de la húmeda gruta. El sonido de la gran catarata quedaba muy atrás amortiguado por toneladas de piedras, vetas de metales preciosos y prismas de cristales puros, sin atisbo de imperfección.
El krook, estaba nervioso, esta raza reptante suele cazar en las montañas y bosques oscuros, pero esta eterna tiniebla hacía desconfiar al pobre animal.
El color comenzaba a notarse, con una sensación pegajosa de humedad asfixiante capaz de ridiculizar a cualquier selva del trópico. Aun así, mis pies seguían caminando paso a paso, sin detenerse.
Por un momento pensé que mis ojos me engañaban, pero pude apreciar un ligero resplandor entre las tremendas estalagmitas. Claro, que si podía ver las columnas que surgían del suelo para unirse a las estalactitas del techo, era porque realmente habría luz.
Si, un resplandor amarillento, rojizo, anaranjado siempre cambiante dibujaba siniestras formas en las paredes. Golpes metálicos y espeluznantes chirreos.
Al atravesar lo que parecía el dintel de una puerta, me quedé estupefacto.
Hasta en Hesperia, hasta en el Edén existe un infierno.
fin de la transmisión diaria.
Había una gran senda rocosa que nos conducía a krook y a mi hacia el interior de la catarata, a lo más profundo de la sima.
No pude ir a lomos del gran reptil, pues el terreno era muy abruto, estaba mojado y cubierto por una resbaladiza capa de moho. A cada paso, el sol quedaba distante, proviniendo la luz de la reflexión de los rayos a través de millones de gotas en suspensión en el aire.
La garganta, en su interior, se había convertido en una gran lámpara natural. Apenas había sombreas, porque la luz provenía de todas direcciones. Era como estar en el interior de un cubo de gelatina. O de una nube de cristales de azúcar.
Llegamos a lo más profundo, donde el río, mar, o lago el tamaño me impedía definirlo, se volvía remanso.
Los hongos despedían una fluorescencia a cada metro que nos alejábamos de la gran columna de agua y nos adentrábamos más y más en la oscuridad. Era como si se resistieran a las tinieblas. Tenían que fabricar su propia luz para subsistir.
No me gustaba la ruta que había tomado. Tendría que haber buscado una forma de vadear el río o haber continuado avanzando por su luminosa rivera.
Todo era tenebroso, oscuro, enigmático. Estaba en una ensoñación, pues un velo nebuloso cegaba aun más mi visión. Deje que el Krook condujera mis pasos, pues son reptiles con una mirada penetrante y un olfato extraordinario.
Tanteando las paredes de la grieta, puede notar como una oquedad perforaba la continuidad de la pared. No se si por buscar un refugio, o por salir de este espanto, pero sin pensarlo dos veces me introduje en el.
fin de la transmisión diaria.
Interludio.
Tengo la fuerte necesidad de alear mis sentidos, mis emociones
En qué estrella estará.
He creado un ángel verde y gris, que se pasea de noche, no lo puedo ver. Está donde la luz que dicen que hay, donde terminan los sueños de la realidad, donde se escapan los niños si no quieres más; donde se ahogan los gritos de mi mitad.
He creado un ángel verde y gris, a veces le hablo bajito, por si está. Le busco por la calle al caminar.
A veces le echo de menos si tú no estás, a veces tengo que hacer de tripas corazón, a veces tengo que huir, porque no puedo más.
En qué estrella estará, para cuidar de él. Me pasaré la vida sin dormir.
En qué estrella estará mi dulce corazón, por qué me roba la vida, la razón. Dime quién vendrá a ocupar su lugar, por qué mis sueños se rompen de golpe.
Donde terminan los sueños de la realidad, donde se ahogan los gritos de mi mitad.
En qué estrella estará, en qué estrella estará...
En qué estrella estará, para cuidar de él. Me pasaré la vida sin dormir.
En qué estrella estará mi dulce corazón, por qué me roba la vida, la razón. Dime quién vendrá a ocupar su lugar, por qué mis sueños se rompen de golpe.
En qué estrella estará, para cuidar de él. Me pasaré la vida sin dormir.
En qué estrella estará mi dulce corazón, por qué me roba la vida y la razón.
Dime quién vendrá a ocupar su lugar, por qué mis sueños se rompen de golpe.
Quiero irme con él
Nena Daconte.
fin de la transmisión diaria.
Interludio.
Decir que no.
Ya lo sabemos
es difícil
decir que no
decir no quiero
ver que el dinero forma un cerco
alrededor de tu esperanza
sentir que otros
los peores
entran a saco por tu sueño
ya lo sabemos
es dificil
decir que no
decir no quiero
no obstante
cómo desalienta
verte bajar de tu esperanza
saberte lejos de ti mismo
oírte
primero despacito
decir que sí
decir sí quiero
comunicarlo luego al mundo
con un orgullo enajenado
y ver que un día
pobre diablo
ya para siempre pordiosero
poquito a poco
abres la mano
y nunca más
puedes
cerrarla.
M.Benedetti.
...fin de la transmisión diaria.
Poco a poco la densidad de árboles y arbustos fue reduciéndose. Los rayos solares entraban sutilmente al interior del universo oscuro que era ese bosque.
El ruido aumentaba a cada paso, ese ronquido ensordecedor como si las rocas se aplastasen unas con otras casi sin moverse a causa de la presión.
Por fin el krook llegó a un claro que daba a un colosal desfiladero. Era como estar en el borde de una herida en el planeta, un hachazo en su superficie, una grieta en una planicie cartesiana.
Fue tal la impresión que Rásselas hinchó de golpe sus pulmones, no pudo lanzar ese grito que su alma le pedía. Se le quedó anclado en la garganta, sin poder salir en libertar y sonar rebotando con el eco.
Un gran manto de agua caía varios cientos de metros como si el océano azul y eterno se hubiese partido y una mitad su hubiese incrustado bajo la otra.
A veces el poder de la naturaleza asombre tanto que al consciencia no pude asimilarlo de una manera natural. Los volúmenes, las formas, las distancias dejan de tener sentido sin un referente al cual comparar. Somos capaces de discernir que nosotros también formamos parte de esa compleja arquitectura como la mota de polvo que sustenta a la montaña.
El krook aulló con un gorgoteo que se confundió entre los sonido de las corrientes acuáticas. Nuestro amigo se vio influenciado por tal emoción dejó en libertad aquel aullido frustrado en su garganta para dejar que se expandiera por el paisaje.
El enorme reptil se puso a dos patas y Rásselas abrió los brazos mientras que el aire salía de sus pulmones haciendo vibrar sus cuerdas bocales, sus labios, su alma.
Y así fuero también paisaje, fueron libres.
fin de la transmisión diaria.