He pasado toda la semana en la estación de Ilicitánea. Es duro volver a un trabajo cuando pasas un verano estratosférico de emociones, de pasiones. La estación poco a poco se va montando y, tal vez, la semana que entra se termine.
Pero ahora me encuentro en mi planeta refugio, sí ese que cuenta con el faro que me guía, con el puerto que me protege. Y paso las horas leyendo y escribiendo ideas, ideas fugaces que debo atrapar apresuradamente con mi lápiz. Plasmar gráficamente, dar cuerpo caligráfico, así no se perderán el los oscuros pasillos del olvido.
Y mientras ejercito esta labor de caza de ideas, este safari por mi mente escucho una canción que me recuerda al verano que ya pasó.
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Y aquí, yazgo sentado, ante el presente y el pasado, ante unas ruinas olvidadas en el olvido, erosionadas por el tiempo pasado. Pero la belleza que desprende el todo, el paisaje, incita aun más mi afán de exploración, de búsqueda en lo infinito, en lo improbable.
La maleza se enreda en mis pies puedo caer por el acantilado, es peligroso; pero también me envuelve con su fragancia a romero y a lavanda; es hermoso. Es rosa y espada. Como los ojos que un día me miraron, como los ojos que sigo sin hallar entre la multitud.
Ven a mi ¡oh reina mora! Que un día habitaste estos lugares. Regresa de tu imperceptible olvido en la historia, porque tan solamente me basta un parpadeo tuyo para lanzarme al vacío.
INICIO
Que tranquilidad respiro. Decidir un día que se abandona el reloj, optar por ir despacio, por no tener prisa. Viajar
¡Qué más se puede pedir!
Escucho uno de los nueve canales de música que se convierten en mi banda sonora particular, la sintonía de mi viaje. Cada giro de ruedas, cada vaivén del tren se transforma todo en romanticismo.
Imagino los antiguos ferrocarriles de antaño, de vagones de madera y grandes ventanas abiertas. Sí abiertas para poder acariciar el viento y este poder acariciarte con su suave sábana en todo el trayecto.
Me dejo levar por las olas de las vías. Por los pianos que resuenan en los auriculares.
Poco a poco, cada cosa se fusiona, se alea unas a otras y el conjunto es poesía.
No tengo prisa, dispongo de todo el día. Pita el tren con su estrepitosa bocina, levantando al vuelo miles de aves asustadas. Las gentes saludan a nuestro paso, alegres, simpáticas, partícipes del cuadro del paisaje.
Ahora soy viento, ligera brisa etérea que vuela observándolo todo. Y me gustaría alcanzarte con mis ligeras alas de sueños, envolverte con mi aliento.
Y cuando llego a ti, despierto y me encuentro solo en el vagón escribiéndote esto para ti.
INICIO
He bajado a mi planeta predilecto, aquel que es mi refugio donde reside el puerto en donde amarro mi barco con su ancla y el faro que me guía. Era una tarde soleada, bañada por la luz del sol que entraba a través de ventanas entre las nubes. Sentado en la orilla del mar leía una novela.
Donde el corazón te guíe de Susana Tamaro. Es una historia, una extensa carta de una abuela a su nieta que estribe como despedida y como testamento de recuerdo mientras espera su muerte.
Se levantó viento y las nubes ganaron la batalla al sol arañando así las calles, las fachadas, los cristales
arañándolo todo con sus suaves dedos acuosos. Así que la plomiza tarde invitaba al recogimiento y la meditación, por eso estoy en mi camarote leyendo.
Y entre tantos párrafos algo ha captado mi atención, algo importantísimo. Fueron dos textos:
Las lágrimas que no brotan se depositan en el corazón, con el tiempo lo cubren de costras y lo paralizan como la cal en los engranajes de una lavadora.
Esto lo tengo muy claro, lo robots no lloran y yo no soy un robot. Mirar Los sueños de RásselasLa vida no es una carrera, sino un tiro al blanco, lo que importa no es el ahorro de tiempo, sino la capacidad de encontrar una diana.
¡Dar en el blanco! Sin importar el tiempo
es increíble, me ha despejado las dudas. Es cierto, aunque cada vez más el tiempo erosiona la ilusión y la frescura. Pero merecerá la pena dar en el blanco de la diana.
Ya lo hice, en las dos únicas ocasiones precedentes y estaba absolutamente convencido, pero me quede muy cerca del centro ya que no existía la reciprocidad necesaria para que las flechas cortasen el viento y dieran en el palpitante puntito rojo.
Esto ayuda a animarme.
Fin de la transmisión diaria.
La nebulosa de Orión M45 es un sistema gaseoso de dimensiones colosales en nuestra galaxia. En la tierra es la nebulosa más famosa, junto con la Trífida y la Laguna. Pero lo que nunca imaginé es como sería viajar por dentro.
La tripulación en pleno nos encontramos en alerta roja, pues el más mínimo descuido nos puede conducir hacia el campo gravitatorio de una estrella supermasiva y morir abrasados por su radiación.
Pero por lo visto, viajar en estas regiones puede afectar a los impulsos nerviosos, la percepción de la realidad y la subconciencia.
Anoche tuve un extraño sueño. Soñé, no recuerdo el principio, que mi pecho estallaba y mis tripas reventaban salpicando las paredes de cables y tuercas. Después de la gran deflagración, me encontraba tirado en el suelo, con la única movilidad en mi torso superior y brazos. No sentía dolor. Pero, apoyando los codos sobre el terreno, alzo la cabeza para comprobar mi estado. Llueve. Y veo como todo el tronco desde las caderas hasta el cuello se encuentra abierto como un gran cráter. Y me pongo a llorar. No me duele, mi cuerpo no sufre, pero lloro como jamás lo había hecho
entonces, entre sollozo y sollozo digo los robots no lloran, los robots no lloran, los robots no lloran Al abrir los ojos, sigo tumbado en el mojado suelo, pero recompuesta mi forma física. Deja de llover y dejo de llorar volviendo a ser el mismo.
INICIO
Esta noche, en el Yesterday, me he dado cuenta que mi brújula de a bordo no marca ningún punto cardinal. Que a mi reloj se la han disparado las manecillas y no se como pararlo. Que mis gafas se han vuelto opacas y no puedo ver.
Ando mudo, sordo, ciego, perdido en el espacio porque quiero llegar aMarte y no se que rumbo tomar.
No os preocupéis, estoy bien, son pequeñas decaídas en una barra de bar. En cuanto suba a la nave se me habrá pasado todo.
INICIO
Esta noche, en el Yesterday, me he dado cuenta que mi brújula de a bordo no marca ningún punto cardinal. Que a mi reloj se la han disparado las manecillas y no se como pararlo. Que mis gafas se han vuelto opacas y no puedo ver.
Ando mudo, sordo, ciego, perdido en el espacio porque quiero llegar aMarte y no se que rumbo tomar.
No os preocupéis, estoy bien, son pequeñas decaídas en una barra de bar. En cuanto suba a la nave se me habrá pasado todo.
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Es duro montar una estación como la que estoy montando en Ilicitania. Más duro aun es encontrar un lugar de refugio en el planeta. Encontré uno pero debo compartirlo con alguien muy especial. Simplemente no nos entendemos
radicalmente opuestos, concavidad y convexidad, norte y sur, día y noche, cara y cruz
No se lo que va a pasar tal vez me traslade a otro lugar, le sitio puede que este bien, pero las relaciones son fundamentales para el éxito de la misión.
Final de la transmisión diaria.
INICIO
Poco a poco los hilos espacio temporales van volviendo a tejer los telares de universo. Se forma así nuevamente un lienzo de ilusión, donde viene pintado un mapa con rumbos, grados y costas. Costas nuevas inexploradas a las que Rásselas deberá desembarcar de su galeón de sueños.
La sucesión de mundos perdidos que le conducirán al planeta aMarte será todo un misterio, una aventura como la de ahora
muchas aventuras y desventuras. Pero así son las grandes exploraciones, indagar en lo desconocido, no dejar nada sin respuesta
buscar, hallar, sufrir y alegrarse.
Todo un conglomerado de sensaciones, toda una receta de emociones.
Por eso, hoy las cuerdas de las velas se encuentran tensas al viento, el timón reluciente y en Rásselas una sonrisa.
Allí donde haya viento, esteré yo, libre como él.
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Que iluso he sido al pensar que después de todo lo que le dije a Poseidón escaparía fácilmente del planeta de los sentidos. Esta mañana, volaba fugazmente con mi vehículo orbital cuando un humo blanco salía a gran presión por las juntas de su fuselaje.
Detuve el coche donde pude y pedí auxilio.
Intenté seguir mi trabajo por medio de la computadora, pero me atacó el virus Blaster dejándolo inservible para tal uso.
Todo salió bien, una reparación nada más
eso sí, hoy no he podido ir a Ilicitania la estación orbital.
Tal vez mañana.
Desde aquí, me gustaría dar las gracias a todos compañeros de mi tripulación, de cerca y de lejos ya que al conocer mi estado en seguida me arroparon. Agradezco también la sinceridad de sus palabras, aunque no deseaba escuchar algunas cosas reconozco que tienen razón. No iré por imposibles.
Después de todo, releí algunos párrafos de mi Biblia particular: La Vieja sirena de José Luis Sanpedro.
Para recibir, hay que carecer
esto lo comentaré en otra ocasión.
Fin de la transmisión diaria.
Al amanecer, cogió Rásselas apresuradamente lápiz y papel para escribir un texto. Lo introdujo en una antigua botella de ron y lo lanzó a la calmada llanura blanca.
Al impactar esta, el hielo comenzó a derretirse, millones de hectómetros cúbicos iban inundando el planeta como si de un gran terremoto global se tratase.
Rásselas corría hacia la nave. Sabía que el planeta de los sentidos era engañoso
tal vez todo era un espejismo más. Pero a Poseidón se llega por medio acuático
ahí tiene su mensaje, y Rásselas su descanso.
Devoradora de sentimientos.
Maldita maldición Poseidónica
Que me persigue.
Que me hace arrodillarme
Y humillarme ente mis propios ojos.
Corte de pelo,
Calo, ciego como Sansón ante los filisteos.
Pero ante las columnas del templo
Invoco a Dios.
Quiero escapar;
Salir corriendo con la onda en mis manos
Y derrotar por fin a ese Goliat
Que soy yo mismo.
Desnudo, frío, inmóvil,
Veo el reflejo de mi rostro en los charcos
que han producido mis lágrimas.
En esta odisea, que muero mas veces que la tripulación del Magallanes
En esta búsqueda, que debe cruzar miles de millones de galaxias.
Pido una tregua,
Un minuto nada más.
Para pedir perdón por todos mis pecados,
Por todos mis errores.
Y volver a empezar.
Empezar sí,
Pero con la ilusión renovada.
Empezar sí,
Pero para ir en tu búsqueda
Mi Ítaca.
Rásselas
Avancé varios kilómetros por una gran llanura helada, blanca, lisa, el agua convertida eternamente en metacrilato hacia resbalar mis a cada paso. No hacía viento, no soplaba nada. Entonces, sin previo aviso, una nube de hielo se formo frente a mí. En esa nube apareció una silueta fémina, dibujada sutilmente con difusas formas. Parecía un holograma, un espíritu de los frío glaciares
En ese mismo instante, la consola alfanumérica que llevo adosada en al antebrazo izquierdo comenzó a sonar al ritmo que el cursor se movía escribiendo un texto.
Era ella, ese ente se comunicaba conmigo.
Hablamos, me senté cómodamente en la nieve, mientras ella me contaba historias fantásticas
Historias de mis aventuras en busca de mis mundos perdidos, de las mil pruebas que debo superar para encontrar a Cósmica.
Sabía tanto, y fue en ese momento cuando me lo dijo
Me dijo que quería estar conmigo, viajar conmigo, ser los dos una única persona.
Me pilló desprevenido, no me lo podía imaginar
su cara difusa dibujó el rostro de una compañera de mi tripulación.
Impactó esa imagen como si de un tiro en el pecho se tratase. Y tuve que hablar.
Hable con ternura, con comprensión
Cuanto más hablaba, ella mas sonreía. Primeramente esbozaba una sonrisa; yo seguía hablando intentando no herirla, al final ella reía a carcajadas
La nieve en el aire se cristalizó, la imagen de ella desapareció para dejar paso a una criatura indescriptible, horrenda y malvada hasta el tuétano.
Se había hecho pasar por una gran amiga para manipularme, reírse de mi.
Sus carcajadas, sus gritos
eso no me dolía
pero sí el haber tenido que pasar una situación así. Siempre he tenido miedo de expresar el amor o el afecto hacia alguien, por temor a perderla. Pero nunca pensaba que yo me encontraría, viviría esa situación desde el otro prisma. Decir que no sientes reciprocidad hacia una persona, máxime si la aprecias hasta la medula, ha sido una experiencia muy traumática y dolorosa. Aunque haya sido todo una farsa.
Ese ente se escapó, ya había cobrado, ya había cazado, pues se alimenta de las emociones.
Está claro que en el planeta de los sentidos hay que tener mucho cuidado, pues estos nos muy subjetivos y fáciles de engañar.
Desde su superficie transmitiendo al cosmos.
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Esta semana sufrió un golpe mi reloj, ahora solo tiene minutero y ando de un lado para otro frenéticamente cronometrado por la nave.
Es duro montar una central orbital en el planeta Ilicitania, pero con él una vez terminado ganaré tanto en lo profesional como en lo personal
ampliar horizontes dije.
Pero entre ayer y hoy y durante todo el fin de semana voy hacer un alto en el camino.
Descendí a un planeta insignificante en las cartas estelares, el planeta de lo sentidos.
Bajé con una pequeña cápsula, ahora escribo y transmito desde su fría superficie, sí fría porque este es un planeta gélido, solitario, monocromático.
¿Que me encontraré si lo exploro?... en marche pues.
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El puente de mando se encontraba oscuro y silencioso, esta calma imperecedera, sólo era profanada por el esporádico rugido del motor de fusión de popa, el cual tenía la misión de activarse cada cinco meses para mantener un rumbo fijo en el espacio interestelar
Durante 25 años la computadora de abordo había mantenido el control de la nave, corrigiendo la trayectoria, administrando el combustible y sobre todo, supervisando el estado vital de la carga más preciada, su pasajero.
-Activación del comando 74. Inicio del algoritmo seleccionado tres dos uno Proceso de reanimación en curso.
Una sinfonía de sonidos electrónicos y luces danzantes van reavivando todas las cavidades de la inmensa nave estelar tipo Corílea.
Los grandes generadores de calor proporcionan la temperatura adecuada, ya que a lo largo de todo el viaje se encontraba próxima al cero absoluto para así ahorrar energía. El oxígeno se renueva y tras dos rápidos flaxes, las luces de neón se encienden proporcionando una luz uniforme.
En un extremo del puente, un sarcófago de cristal suspendido en el aire por millares de tubos y cables, comienza a descender despidiendo vapor de agua por todas las juntas eternamente selladas-
Una vez posada en el enrejado suelo, Corílea está preparada para recibir el despertar del viajero. Éste poco a poco va comenzando a resucitar de su gélido sueño.
Comienza el viaje consciente por los Mundos Perdidos de Rasselas
Para empezar con esta bitácora os voy a explicar el por que de mi seudónimo, el por que Rásselas.
Todo empezó en el curso de 1º de FP 1993/1994 en la clase de ética. Allí un profesor muy particular nos obligó a leernos un libro La historia de Rasselas príncipe de Abisinia En ese momento el libro no me dijo nada, de echo no me gustó en absoluto.
Años más tarde, en el 2002, retomé esa novela de mi estantería y volvía a leerla.
¡Fue todo un descubrimiento! No solo la historia me encantó sino que me sentí profundamente identificado con el protagonista. Después de esto tomé una decisión que talvez afecte a toda mi vida.
Os voy a mostrar un pequeño párrafo para ilustrarme:
(Rasselas es un príncipe que se encuentra recluido en un palacio de por vida con todo los lujos que se puedan soñar)
Tal extraña disposición en su estado de ánimo hízole objeto de atenta observación. Uno de los sabios, de cuyo trato había disfrutado en el pasado, lo siguió en secreto con la esperanza de descubrir la causa de su inquietud. Ignorando que hubiera alguien cerca de él, Rasselas, que llevaba un rato con los ojos clavados en unas cabras pacían entre las peñas, comenzó a comparar su condición con ellas.
¿Cuál es-decía- la diferencia entre hombre y animal? Cada uno de los animales que vagabundean por aquí tienen las mismas necesidades físicas que yo; tienen hambre y pacen, tienen sed y beben del arroyo, calmadas la sed y el hambre, se sienten satisfechos y duermen; se levantan otra vez y tienen hambre, pastan de nuevo y se encuentran a gusto.
Como ellos, siento yo hambre y sed, paro después de calmar la sed y el hambre no estoy a gusto; como a ellos la necesidad me aflige, pero no quedo satisfecho, como quedan ellos, cuando me lleno. Las horas interdías son aburridas y tristes; quiero tener hambre otra vez para poder avivar la atención otra vez.
Las aves picotean las bayas o granos y marchan volando a los bosquecillos donde, aparentemente felices, se posan en las ramas y pasan la vida modulando una serie de sonidos. Igualmente puedo yo llamar al tañedor y el cantante, pero los sonidos que me pluguieron ayer, hoy me aburren, y serán más aburridos aun mañana. No hallo en mí ninguna capacidad de percepción que no se sacie del placer correspondiente, y sin embargo no me siento satisfecho. Sin duda el hombre tiene algún oculto sentido al que este lugar no se puede satisfacer, o tiene algunos deseos ajenos al sentido que tienen que satisfacerse para que pueda ser feliz.
[ ]-Huyo del placer -dijo el príncipe- porque el placer ha dejado de ser placentero; ando sólo porque me siento desgraciado y no estoy dispuesto a aguar con mi presencia la felicidad de otros.
-Señor dijo el sabio-, eres el primero que se queja de ser desgraciado en el Valle Feliz. Espero poder convencerte de que tus quejas carecen de verdaderos motivos. Aquí te encuentras en verdadera posesión de todo lo que el emperador de Abisinia puede ofrecer; no hay aquí ni trabajo que soportar ni peligro que temer, aunque hay todo lo que el trabajo o el peligro pueden procurar o adquirir. Mira a tu alrededor y dime cual de tus necesidades no puede ser satisfecha; si no necesitas nada, ¿Cómo puedes ser tan desgraciado?
-El no necesitar nada -dijo el príncipe- o no saber que es lo que necesito, es la causa de mis quejas; si tuviera alguna necesidad conocida, tendría algún deseo; me movería a la acción, y entonces no me quejaría de ver al sol moviéndose tan lentamente hacia la montaña de poniente, ni me lamentaría cuando rompe el día y el sueño no me puede esconderme de mi mismo. Cuando veo a los cabritos y corderos persiguiéndose unos a otros, imagino que sería feliz si tuviera algo que perseguir Mas, pues que poseo todo lo que puedo necesitar, encuentro que las horas y los días son todos exactamente iguales, salvo que el último es aún más aburrido que el anterior. Que tu experiencia me enseñe como podrá el día parecerme ahora tan breve como cuando era niño, cuando la naturaleza era tierna todavía y cada momento me mostraba lo que nunca antes había visto.
Ya he disfrutado demasiado; dame algo que desear.
Quedó sorprendido el viejo de esta nueva especie de aflicción y no supo que contestar, aunque no quería permanecer callado.
-Señor dijo-, si hubieras visto las desgracias que hay en el mundo, sabrás cómo valorar tu actual condición.
-Ahora mes has dado dijo el príncipe- algo que desear; anhelaré ver las desgracias del mundo, ya que es necesario verlas para ser feliz.
Bien, este párrafo describe con absoluta y escalofriante precisión mi sentir en Valencia una vez acabada la carrera.
Como Rasselas, tenia mis necesidades atendidas. Disfrutaba de un buen puesto de trabajo y un futuro. Pero no era feliz. Me sentía encapsulado en una forma de vida que era ajena a la mía. Mi lugar era otro, mi lugar era donde estaban los míos: mi familia, mis amigos, mi paisaje Así, que como Rasselas, lo dejé todo en busca de la felicidad y sabía dónde encontrarla.
A la sombra de mi sombra
A la sombra de mi sombra
me estoy haciendo un sombrero;
sombrero de largas pajas
que he recogido del suelo.
Lo haré con el ala ancha,
que casi llegue hasta el cielo
pa' muchas veces no ver
las cosas que ver no quiero.
No quiero ver injusticias ni miserias;
no quiero ver militares ni princesas;
no quiero ver dictaduras ni pobrezas;
no quiero ver religiones ricas, ni reinas.
Que sólo quiero yo ver a los pobres sin miseria;
a los ricos sin dinero desnudos en esta tierra;
a infinitos corazones unidos por el amor
y unidos contra la guerra.
A la sombra de mi sombra
me estoy haciendo un sombrero
pero voy a dejar de hacerlo
para luchar con dos güevos.
EXTRECHINATO Y TU
Libtro de Visitas
Transmisión efectuada el:
Domingo 31 de agosto 2003,22:00
Esta tarde paseaba Rásselas por su planeta costero, por su refugio cerca de un puerto, próximo a un faro que le guía. Fumaba una pipa larga sin tabaco, desprendiendo humos de sueños, aromas de antaño.
En su paseo se quedó observando fijamente un puente hacia la infinita lontananza sin terminar, abrió el libro El camino del Corazón, de F.S. Dragó por el último capítulo y leyó:
Sabe esperar, aguarda que la marea fluya
-así en la costa un barco- sin que el partir te inquiete.
Todo el que aguarda sabe que la victoria es suya,
Porque la vida es larga y el arte es un juguete.
Y si la vida es corta
Y no llega la mar a tu galera,
Aguarda sin partir y siempre espera,
Que el arte es largo y además, no importa.
Antonio Machado
Comprendió que este verano no pudo ser, pero que no debí desesperar, pues algún día la marea cubrirá su quilla y le rescatará del eterno arrecife. Paciencia y naturalidad.
Pero, ¿hacia donde dirigirse ahora? Siguió leyendo en las sentado en las rocas
-¿Querría usted indicarme qué camino debo tomar para salir de aquí?
-Eso depende en gran medida del lugar a donde quiera ir- respondió el gato.
-No me preocupa mayormente el lugar -dijo Alicia.
-En ese caso poco importa el camino- declaró el gato.
- con tal de llegar a alguna parte- añadió Alicia a modo de explicación.
-¡Oh!- djo el gato-. Puede usted estar segura de llegar si camina durante un tiempo lo suficientemente largo.
Lewis Carroll
Alicia en el país de las maravillas.
Seguiré poniendo un pié tras el otro y que sea la vida misma la que me sorprenda. Tarde o temprano en cruzaré con alguien, no sentaremos a un lado del camino y hablaremos largamente crearemos lazos de amistad hasta notar la necesidad de caminar juntos en nuestro eterno viaje de sueños e ilusiones, eterno viaje de amores.