Hoy por fin llueve.
A La Orilla De La Chimenea
Sabina Joaquin
Puedo ponerme cursi y decir que tus labios
me saben igual que los labios que beso en mis sueños,
puedo ponerme triste y decir que me basta
con ser tu enemigo, tu todo, tu esclavo, tu fiebre tu dueño
y si quieres también puedo ser tu estación y tu tren,
tu mal y tu bien, tu pan y tu vino, tu pecado tu Dios tu asesino,
o tal vez esa sombra que se tumba a tu lado en la alfombra
a la orilla de la chimenea a esperar que suba la marea.
Puedo ponerme humilde y decir que no soy el mejor
que me falta algo para atarte a mi cama,
puedo ponerme digno y decir toma mi dirección
cuando te hartes de amores baratos, de un rato me llamas
y si quieres también puedo ser tu trapecio y tu red,
tu adiós y tu ven, tu manta y tu frío, tu resaca, tu lunes, tu hastío,
o tal vez esa sombra que se tumba a tu lado en la alfombra
a la orilla de la chimenea a esperar que suba la marea.
O tal vez ese viento que te arranca del aburrimiento
y te deja abrazada a una duda, en mitad de la calle y desnuda.
O tal vez esa sombra que se tumba a tu lado en la alfombra
a la orilla de la chimenea a esperar...
fin de la transmisión diaria.
Mirada Introspectiva, no es más que un vídeo experimental.
Tengo en mi mente un par de ideas para desarrollar en un futuro, todas con intención de indagar en el alma humana. El miedo, la soledad, la memoria
En este corto, que veo más como una fotografía en movimiento, he intentado mostrar una pequeña idea. Como toda metáfora, se presta a la interpretación. Por tanto no hay un mensaje único. Mi intención era mostrar el desasosiego de intentar buscar respuestas y no hallarlas. Buscar en libros y en las estrellas, como pongo en la reseña inicial, pero a veces no es suficiente. A veces, debemos ser valientes y enfrentarnos a nosotros mismos e indagar en nuestro interior.
Asocio dos imágenes.
Cuando el personaje coge el cutter, que no es más que una herramienta para excavar en su interior. Asocio esa cuchilla con los bolígrafos que permanecen junto a esta. Y a su vez, la libreta abierta con un texto escrito, es una predicción de lo que puede pasar. Libreta y el texto, sangre y letras. Las dos son un medio de escritura.
La sangre, puede resultar algo crudo de utilizar en una metáfora, pero en muchas culturas es el simbolismo del alma, el contenedor es esta. Es una forma de mostrar nuestro yo más personal. Al igual que la libreta, sus páginas pueden ser de igual modo ese continente de nuestras más profundas intimidades.
Y creedme, a veces hallo muchas respuestas en las cuestiones que yo mismo me planteo en mis libretas.
Y en ocasiones, las heridas más recientes pueden cicatrizar, como en este cuasifilm.
Espero que os guste.
...fin de la transmisión diaria.
Se pusieron todos en marcha como una gran romería. Rásselas iba a la cabeza sobre la caracola de su amigo Ups, el cangrejo ermitaño gigante; el rey de Terramar, se seguía a su lado subido a una concha portada por cuatro bichos corpulentos; y detrás toda una multitud.
-¿A dónde nos dirigimos?- Dijo el rey con intención de indagar algo.
-Al ecuador, a las islas de que me hablaste.
Estaba amaneciendo e invertirían todo el día en llegar hasta allí. Una penosa jornada transitando por una planicie repleta de bolitas blancas, parecía un desierto de sal. Pero al atardecer, pudieron ver como se recortaba en el horizonte la silueta de ocho formidables islas. Ahora eran montañas perfectamente levantadas de lo más profundo del mar.
Rásselas se volvió y habló al público.-¡Amigos! Necesito que subáis a lo más alto de esas montañas, repartíos en número para que quede compensado. Ups y yo subiremos a esa roca que en su día era un atolón de coral.
Y así lo hicieron poco a poco fueron ascendiendo hasta quedar en lo que en un lejano día fueran unas preciosas playas blancas.
Ups escaló fácilmente la empinada pedriza, parecía una aguja que sobresalía de la misma superficie del planeta. Ya era de noche cuando todos quedaron perfectamente repartidos tal y como había dicho nuestro amigos, el soñador errante.
Eran ocho islas y Rásselas permanecía en el centro. Bajo los pies de todos había un profundo valle que provocaba un espectacular eco.
-Amigos, ya nadie se acuerda el por qué la luna da la espalda al mar y el mar se esconde bajo tierra. Para atraer a la mar hay que hacerlo con una marea y las mareas las provoca la luna. A la luna hay que cantarle para que se de la vuelta y vuelva a mirar hacia abajo. Por favor toquemos pues.
Allí, Rásselas, subido en una aguja de coral, sobre la caracola de Ubs comenzó a cantar
Y los bichitos al escuchar la primera palabra comenzaron a vibrar sus patitas y las alas. Unos parecían tocar violines, otros sonaban como flautas. Cientos de ellos volaron encendiendo su abdomen con una fluorescencia azul dibujando un gran circulo que iluminaba las ocho islas.
Un gran bicho, muy gordo y corpulento, se levantó sobre el resto y cantó también como un tenor.
Lejos, o no tan lejos, en el cielo, la luna se estremeció.
Y el mar al darse cuenta quiso verla mejor, ver su rostro un poquito más cerca y de todas las grietas o fisuras comenzó a salir agua. Toda la superficie del planeta se inundó. Mientras que Rásselas cantaba, la luna se giraba y el mar comenzó a cantar con el sonido de una marejada: viento, agua, espuma y algas. Fue tal la excitación que por fin, en el horizonte, una luna llena y un mar se besaron en la claridad de la incipiente mañana.
fin de la transmisión diaria.
Hoy mi alma se encuentra atrapada como en el El ghetto de varsovia
No me siento nada bien.
...fin de la transmisión diaria.
La multitud de bichitos estaba expectante. Se miraban unos a otros, se cuestionaban o daban la posible reacción de Rásselas antes el comentario de Rey.
-Sin duda, majestad. Y no es por menospreciar su buena intención y sabiduría, pienso que se equivoca con su valoración ante mi persona.
-No amigo mi y amigo del pueblo de Terramar. No me equivoco.
Rásselas se acercó al rey y permaneció de rodillas e inclinando su cabeza para mostrar todo el respeto del mundo continuó. Majestad, permítame que le pregunte porque se llama Terramar si este planeta es un desierto total, no existe ni humedad en el ambiente.
El rey, sentado en su trono se divertía. Es lógico para un extranjero realizar esa pregunta. ¿Te has fijado que la luna aquí siempre es creciente?
-Solo llevo un día y esta es mi primera noche.
-Entiendo, entonces es complicado que te hayas fijado. Pero yo te lo digo. Aquí la luna siempre es creciente. Jamás se mueve el horizonte en el atardecer y solo nos muestra parte de se cara. Es como si nos diera la espalda. Y de una manera u otra, así es. Nos da la espalda.
Es curioso estas dos características del planeta
Se llama Terramar, sin mar, y la luna no gira en la bóveda celestial. Pero esto no fue así siempre.- El rey se levantó causando gran excitación en su público, todo conocían ya la gran afición de este por contar cuentos. Y lo hacía francamente bien. Hace miles de años, este mundo era todo un mar azul y en el ecuador unas preciosas islas confeccionaban un cinturón coralino de todos los colores del arcoíris.
El mar y la luna vivían en una simbiosis perfecta que proporcionaba prosperidad a todos. La luna movía las mareas, el mar le cantaba con sus olas.
El rey se cayó de golpe atrayendo la curiosidad de todo el aforo.
-No se sabe el motivo, ya esta olvidado en el tiempo. No se sabe cual fue la causa pero poco a poco esa sincera relación se fue distanciando, enfriando como la brasa de un moribundo fuego. La Luna dio la espalda al mar y el mar se ocultó bajo la superficie rocosa provocando el fin de los días prósperos.
Durante siglos vivimos en este desierto sin vida. Ya no hay peces, ni ballenas, ni delfines o sirenas. Ahora estamos nosotros como guardianes centinelas. No sabemos que les pasó a los demás. Nuestra única tarea es esperar a que el faro se encienda, será la señal y proteger la llanura de guijarros blancos en el ecuador.
Un gran murmullo surgió de toda la multitud, Rásselas permanecía con la boca abierta.
-¿Y no hay ninguna solución?¿No la hay?
-Ya tenemos una señal, el faro se encendió. Debemos esperar.
Rásselas dio un salto y habló en voz alta.- Amigos, majestad. Yo tengo una idea, pero necesito la colaboración de todos.
El rey sonrió porque le gustaban las sorpresas y las aventuras.
-Cuenta con todos nosotros.
fin de la transmisión diaria.
He sido galardonado con el fantástico premio Carabiru (ir a us página Carabiru)por parte de Naufrago.
Muchas gracias por los pots tan ingeniosos, por las cervezas que han caído y las que caerán.
Mis premios son para blogueros que me identifico mucho con su literatura.
Con derecho a replica.
Porque me gusta tus puntos de vista sobre la realidad periodística.
Cisne Negro.
Por tus recomendaciones de libros y comic y porque estas hecho todo un artista.
Aprendiz de mucho.
Por que nos enseñas que la curiosidad no tiene límite.
Cajón desastre.
Te descubrí hace poco y encontré un sinfín de emociones compartidas y canciones.
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La larga marcha finalizó en el centro de la gran planicie. Un páramo sin igual, perfectamente llano, sin montañas, ni colinas, solo horizonte liso y un cielo estrellado. Al Este, una lucecilla brillaba intensamente. Y lo que importa en realidad, sus doce segundos de oscuridad.
Pero de qué sirve un faro con luz, si no existe mar. Sirve para alimentar la esperanza, esa luz, apenas una vela, podría convertirse en la hoguera digna del faro de Alejandría.
Millones de bichitos cubrían los alrededores y dejaron a nuestros amigos depositados en el centro, al pronto, sobre el hueco de una gran roca, apareció uno con una diadema plateada en su frente enlazando un trocito de coral morado.
De pronto, todos se arrodillaron haciendo vibrar sus alitas. El sonido no era molesto como las chicharras, era un sutil silbido que iba cambiando de tonalidad e intensidad. Era como una tranquila marea de música. Iba y venía el zumbido como olas en la clandestinidad de la noche.
Los dos amigos, inducidos por amalgama de sonidos despertaron. Estaban desorientados, no sabían donde se encontraban y qué estaba ocurriendo.
Un bicho dio un formidable salto circense y con dos patitas próximas a su boca dijo:
-¡Señoras y señores !¡Niños y niñas .!¡Ciudadanos de Terramar !- giró la cabeza y miró a Rásselas y a Ups- ¡Invitados .! Con todos ustedes Oleón el rey del mar.
Y todos de rodillas aumentaron el zumbido de sus alas.
Rásselas no entendía nada, ¿qué estaba sucediendo? Se encontraba ante la multitudinaria audiencia de una monarquía cuyo rey decía serlo de un mar desecado.
-Amados súbditos, os he convocado para servir homenaje a estos dos extranjeros que han conseguido encender la llama del faro. Sin duda- carraspeó afinando su voz.- Son héroes del reino. ¡Que así quede escrito!
-¡Viva!¡Bravo!¡Hurra!- Y un sinfín de vítores y salvas a nuestros dos amigos.
-¡Un momento- al salto de Rásselas la multitud enmudeció.- Nosotros no somos héroes, no hemos hecho nada. Si, veo esa luz en el horizonte. Ese faro estaba apagado cuando dormimos y ahora esta encendido. Pero no ha sido por nuestra intervención.
-Un murmullo recorrió toda la planicie en boca de los bichitos.
El rey se levantó de su trono, que era una concha fosilizada.- Sin duda, ha sido el calor que guardas en tu corazón, que esta dentro de ti lo que ha hecho que la lucecilla se encendiese.
Rásselas miró al suelo.-Yo no tengo corazón.
-Ese candor te posee, tú no puedes dominarlo. Lo tienes, yo puedo escucharlo.
fin de la transmisión diaria.
La noche era clara y la luna embellecía un cielo raso de azul profundo. Era un pétalo de margarita sutil y distante. Una sonrisa en la nada.
Rásselas y su amigo Ups dormían acurrucados en las ruinas de un viejo y olvidado faro. Todo estaba quieto como si estuviesen en el imperturbable interior de un bloque de metacrilato.
De pronto, en lo alto, en el interior de su rota Lente de Fresnel nació una lucecilla. En un principio, tímida como lo pude ser una luciérnaga sola en el bosque, pero después fue ganando fortaleza e intensidad.
Por cada parpadeo hay doce segundos, doce segundos de oscuridad.
12 segundos de oscuridad
Gira el haz de luz
para que se vea desde alta mar.
Yo buscaba el rumbo de regreso
sin quererlo encontrar.
Pie detrás de pie
iba tras el pulso de claridad
la noche cerrada, apenas se abría,
se volvía a cerrar.
Un faro quieto nada sería
guía, mientras no deje de girar
no es la luz lo que importa en verdad
son los 12 segundos de oscuridad.
Para que se vea desde alta mar
De poco le sirve al navegante
que no sepa esperar.
Pie detrás de pie
no hay otra manera de caminar
la noche del Cabo
revelada en un inmenso radar.
Un faro para, sólo de día,
guía, mientras no deje de girar
no es la luz lo que importa en verdad
son los 12 segundos de oscuridad.
Para que se vea desde altamar.
Por Jorge Drexler.
Doce segundos de oscuridad, pero contigo. Lo demás me da igual.
Y muy lejos de ahí en la planicie, una hilera de bichitos salieron de la tierra, bajo las rocas caminando hacia el faro. Miles de esos bichitos llegaron hasta donde estaban durmiendo los dos amigos y les rodearon. Eran tantos, que no tuvieron dificultad en levantarlos sin que se despertasen y así, en volantas los llevaron hasta lo más lejano en la planicie.
Y ellos permanecían dormidos.
fin de la transmisión diaria.
Como en una ardiente sabana caminamos sin una dirección definida, yerro mi camino una y otra vez. No se por qué.
El sol está en lo alto e ilumina todo sin producir sombras, es como si el tiempo si hubiese detenido. ¿Cuánto tiempo ha pasado?¿Un mes?¿dos?¿un año o una eternidad? No estoy seguro ya.
Abrí los ojos y mi corazón dio un espasmo.-¡¿Lo oyes?! ¡¿lo has escuchado?!
Ups levantó las antenas y bigotes de cangrejo gigante, lo había escuchado de una forma tan clara que pronto aceleró la marcha.
-¡Corre Ups, corre amigo mío!¡Sí es el mar lo que resuena! Son las olas imperiosas las que retumban en las rocas, casi huelo la sal, las algas ¡Corre mi amigo ! Pronto nos refrescará sus aguas de cristal y gozaremos de los frutos que aguardan en su fondo.
Pero al subir una pequeña colina, lo que contemplaron fue algo muy distinto.
Al fondo, en una hondonada yacía una inmensa caracola con forma de espiral logarítmica y terminación en cono. La brisa se introducía en ella y resonaba los sonidos de su interior por todo el valle. Solo eran fantasmas en la imaginación de ambos. Un deseo inalcanzable e imposible de rozar.
Rásselas, con los ojos vidriosos en parte se alegraba.
-Ups amigo mío, no es el mar, pero puedes deshacerte de esa oxidada armadura que llevas por concha y usar esta otra de nácar puro y suave.
El cangrejo gigante no dudó en hacer el cambio dejando la lata abandonada en el fondo del lecho, tal vez de un antiguo mar que bañó la costa de un precioso cabo.
Anduvieron unos kilómetros hasta llegar a las ruinas de un desaparecido faro. Allí acamparon los dos esperando a que con la noche llegase el fresco y oxigenase su chamuscada piel y asfixiado pecho.
Allí tumbado nuestro amigo, rumiaba recuerdo y añorando tiempos. Si pudiera enviaría una botella al mar, otra pero esta vez no hay agua, olas, sal.
Como establecer un contacto perdido.
Me toca caminar por esta llanura demacrada y esperar, ser paciente y que el mañana me sorprenda.
fin de la transmisión diaria.
Ha pasado mucho tiempo.
He viajado mucho, muchísimo más de 4.000Km caminado a lomos de Ups. Y ya no es como cuando me acostaba sobre su brillante caracola de cangrejo gigante, la lata oxidada que la sustituye no es igual. Quema y araña mis pies al quedar colgados por el borde.
Este planeta árido reseca mis venas y capilares momificando mis sentimientos, embalsamando recuerdos para que no perezcan en el olvido, erosionados por le tiempo. Ese viento incesante que todo acaricia.
Ahora es de noche, ha caído el sol sobre un horizonte plano e infinito de dunas de arenas y rocas cortantes. Las estrellas se desperezan poco a poco y abren sus ojitos de cristal centelleante.
Yo las miro con el deseo de volver a viajar por ellas, por el espacio, volver a soñar. Pero sigo siendo ese nostálgico soñador errante que solo da vueltas a un balón.
Por eso, en la oscuridad apesadumbrada escucho una canción.
Escuchala major en Prin'Lalá myspace. Una maravilla de grupo.
Y es que en estos 4.000Km he vivido aventuras y risas. Pero también perseguido por esta perenne nostalgia, y es que hecho tanto de menos al mar. Esa agua azul profunda y fría. O esa brisa de levante que levantaba la arena, o el olor a alga de la orilla. El amanecer marino.
Sigo, continuo, avanzo dando pasos y pasos hacia la nada, solo que queda esperar y esperar como las semillas en las zonas áridas. Parecen muertas, casi guijarros, pero al más leve contacto con el agua reviven con fuerza y pasión.
Fin de la transmisión diaria.