22 de Agosto 2007

El cuento.

La multitud de bichitos estaba expectante. Se miraban unos a otros, se cuestionaban o daban la posible reacción de Rásselas antes el comentario de Rey.

-Sin duda, majestad. Y no es por menospreciar su buena intención y sabiduría, pienso que se equivoca con su valoración ante mi persona.

-No amigo mi y amigo del pueblo de Terramar. No me equivoco.

Rásselas se acercó al rey y permaneció de rodillas e inclinando su cabeza para mostrar todo el respeto del mundo continuó. –Majestad, permítame que le pregunte porque se llama Terramar si este planeta es un desierto total, no existe ni humedad en el ambiente.

El rey, sentado en su trono se divertía. –Es lógico para un extranjero realizar esa pregunta. ¿Te has fijado que la luna aquí siempre es creciente?

-Solo llevo un día y esta es mi primera noche.

-Entiendo, entonces es complicado que te hayas fijado. Pero yo te lo digo. Aquí la luna siempre es creciente. Jamás se mueve el horizonte en el atardecer y solo nos muestra parte de se cara. Es como si nos diera la espalda. Y de una manera u otra, así es. Nos da la espalda.
Es curioso estas dos características del planeta… Se llama Terramar, sin mar, y la luna no gira en la bóveda celestial. Pero esto no fue así siempre.- El rey se levantó causando gran excitación en su público, todo conocían ya la gran afición de este por contar cuentos. Y lo hacía francamente bien. –Hace miles de años, este mundo era todo un mar azul y en el ecuador unas preciosas islas confeccionaban un cinturón coralino de todos los colores del arcoíris.
El mar y la luna vivían en una simbiosis perfecta que proporcionaba prosperidad a todos. La luna movía las mareas, el mar le cantaba con sus olas.

El rey se cayó de golpe atrayendo la curiosidad de todo el aforo.

-No se sabe el motivo, ya esta olvidado en el tiempo. No se sabe cual fue la causa pero poco a poco esa sincera relación se fue distanciando, enfriando como la brasa de un moribundo fuego. La Luna dio la espalda al mar y el mar se ocultó bajo la superficie rocosa provocando el fin de los días prósperos.
Durante siglos vivimos en este desierto sin vida. Ya no hay peces, ni ballenas, ni delfines o sirenas. Ahora estamos nosotros como guardianes centinelas. No sabemos que les pasó a los demás. Nuestra única tarea es esperar a que el faro se encienda, será la señal y proteger la llanura de guijarros blancos en el ecuador.

Un gran murmullo surgió de toda la multitud, Rásselas permanecía con la boca abierta.

-¿Y no hay ninguna solución?¿No la hay?

-Ya tenemos una señal, el faro se encendió. Debemos esperar.

Rásselas dio un salto y habló en voz alta.- Amigos, majestad. Yo tengo una idea, pero necesito la colaboración de todos.

El rey sonrió porque le gustaban las sorpresas y las aventuras.

-Cuenta con todos nosotros.

…fin de la transmisión diaria.

Posted by eolovano at 22 de Agosto 2007 a las 10:41 PM
Comments

me encanto!! Gracias por compartirlo.
Su

Posted by: susu on 26 de Agosto 2007 a las 10:19 PM
Post a comment