Cuando tenía seis años entré rápidamente en el comedor y dije:
-¡Mama quiero ser poeta!.
Mi madre apresuradamente respondió. No hijo no, los poetas sufren, se empapan de la vida, son almas errantes y solitarias. Los poetas no debaten filosofías, desvelan la verdad.
Yo me quedé fijamente mirándola.-Mama quiero ser Poeta.
Hoy me he despertado una hora antes de levantarme, la luz de naranja sodio aun entraba por los agujerillos de la persiana. Era muy temprano, lo vehículos no se escuchaban en la calle.
Cuando me he puesto en pie dejando tras de mi una montaña de mantas desordenadas y una sábana de pelillo en el suelo, creo que he visto a mi alma aun durmiendo en ella.
Me ha costado mucho despabilarla y que preparase su equipaje, pues nos íbamos. Debemos dejar esta ciudad de ensueño y continuar nuestro eterno viaje de sueños e ilusiones, eterno viaje de amores.
Mientras la nave iniciaba su lento ascenso me he asomado a por la cubierta para echar un último vistazo a la calle. Allí, varias personas bailaban contentos celebrando una fiesta para mi incomprensible.
Al salir de la atmósfera y ser consciente de la llegada del invierno, apareció un poema de Enrique Villagrasa González en la pantalla de la Gran Computadora de Abordo.
Verso fugaz
La vida es poesía.
La primavera no tardará en llegar
y su luz iluminará los ocupados poemas
de nuestras atroces mentes.
Será un momento
o un rato,
o tal vez la eternidad.
fin de la transmisión diaria.
Posted by eolovano at 22 de Diciembre 2006 a las 01:46 PM