Somos dos astros flotantes en la nada, en el todo. Surcamos el vacío éter dejando estelas de ilusión bajo nuestra quilla, al paso de nuestro timón de sueños.
Por fin, después de una larga semana de espera, la conjunción de las dos naves se aproxima. En breve, las dos cubiertas estarán juntas y podremos estrechar nuestros brazos en un eterno abrazo con ternura, con pasión.
Nuestros corazones darán un pálpito, una supernova en expansión capaz de iluminar más aun el cielo aun siendo de día.
El reloj, en su incesante cuenta regresiva, me muestra poco a poco lo cercano del momento.
fin de la transmisión diaria.