El viaje ahora continúa con las dos Naves de los Sueños en pos de una ilusión, de un deseo.
Tal vez haya sido el azar, la casualidad, o el capricho de las Parcas para entretejer nuestros hilos juntos este verano. Lo importante y realmente maravilloso, es que las dos naves viajan compartiendo el tiempo y las emociones.
Similar al sistema binario Mizar ~ Alcor o al casi desaparecido planeta Plutón, junto a su acompañante Caronte. Estos astros comparten un centro de masas, lo cual sus orbitas giran sobre un mismo eje gravitacional.
Las dos naves de los sueños, unidas por la emoción, por la fuerza de un abrazo invisible, mucho mayor que la gravedad. Dan vueltas en el espacio esperando su encuentro.
Este solo se pude producir cada cinco días, permaneciendo en una idílica conjunción.
Cuando se da la perfección, los sistemas se pueden volver livianos en el tiempo y por desgracia. La unión de las dos naves de los sueños solo se dará hasta el 25 de septiembre. Fecha en la que cada una tomará un rumbo, una hacia el Pozo de Arán, la otra en busca de un Taray por sistemas latinos.
Solo queda disfrutar de cada aproximación, de cada eclipse entre dos. Almacenar las bodegas de la nave de los sueños de su combustible esencial, la ternura, para poder continuar durante todo el invierno.
Si se dispusiera de una máquina capaz de alterar el entramado espacio temporal.
Ayer, cansado por una jornada agitada en la nave, me encerré en mi camarote para reflexionar un poco y recrearme con los recuerdos.
Cogí el libro que me estaba leyendo antes de mi llegada a Hesperia y continué su lectura. Pero el cansancio me sorprendió, dejando la luz del flexo encendida y el libro en mi pecho. Así me quedé, hasta que un sms me rescató del sueño, salvándome a mi y a mis cervicales de lesiones irreparables.
Me dormí maldiciendo a los 100 Km que separan a las dos naves.
fin de la transmisión diaria.