-¡¿Qué?!-Su primera reacción fue llevar la mirada instintivamente hacia su pecho descubierto. No tenia nada, ni una cicatriz, ni siquiera la herida que le había producido la flecha de Sagitario.
-No te preocupes, ya todo pasó-. Sonrió-. Te pude coger a tiempo. Llegastes hace un par de días con un gran estruendo en el cielo. Tu nave se estrelló a unos kilómetros de aquí. Pin, mi tortuga, es muy lenta, la pobre están vieja
que tuve que mandar a Buba a ver si encontraba a algún superviviente.
Estabas inconsciente y ese dardo se clavaba cada segundo. Solo había que verte, tan pálido y desvanecido. No fue difícil sacarte el tocón de madera que tenías por corazón.
-¿Y qué llevo ahora? ¿Cómo puedo vivir, respirar, sentir sin corazón?- Nuestro amigo se incorporó en la cama para ver a la abuela mejor.
-Bueno, eso es sencillo, tratándose de un ser como tú, para mi bastante extraño, pues solo me he relacionado con hadas y seres del bosque. Decidí ponerte un fruto del Oakensiel.
-¿El Oaquiensiel? ¿De quién? ¿Quién me ha donado su corazón?- Los ojos se le abrían más y más.
-¡Ja, ja, ja! No es nadie, es algo, un árbol. Rásselas, te puse una almendra como corazón. Ahora tienes el corazón de una almendra.
fin de la transmisión diaria.
Normalmente no notamos como late el corazón, yo lo sentí ayer viendo una puesta de sol impresionante, se me pusieron los pelos de punta y un escalofrio me recorrió. Entonces respiré hondo y sentí como latía mi corazón....
Posted by: inmica on 31 de Marzo 2006 a las 07:46 PMAY! Zagalica. Tenemos muy olvidado nuestro corazón.
Pero está dentro de nosostros y es el motor que nos mueve, más importante que la mente.
Un abrazo.
Posted by: rásselas on 10 de Abril 2006 a las 10:10 AM