Rásselas seguía en la cama perplejo, anonadado, no podía salir de su asombro. Estaba claro que una mujer de esa condición no podía mentir, a demás si lo ojos son el espejo del alma, a esta señora se podía ver con perfección su interior. Ella decía la verdad.
-¿Cómo fue?
-Estas cosas suelen pasar, no es nada extraño. Normalmente se los corazones se roban cuando andamos durmiendo. Una mañana nos despertamos y ya no lo tenemos.- La señora hablaba con toda naturalidad, como si el tema no fuese para preocuparse.- Ahora debes relajarte, mañana estarás mejor. Podrás salir de la casa y andar hacia el valle, seguro que allí encontrarás respuestas.
-Estoy muy aturdido, la verdad que muchas cosas me han robado por lo visto: mi corazón y también el mes de abril. No creo que los vuelva a recuperar, de echo, tengo la sensación de que ya no son míos, que si algún día los recuperase, tal vez no los pueda reconocer como algo que salió de mi.
-No pienses demasiado, duerme hasta que amanezca, será cuando puedas preguntar y tendrás que estar preparado para las respuestas.
fin de la transmisión diaria.