2 de Febrero 2006

El deseo.

Al despertarse nuestro amigo, esta aun continuaba en su mano. Su corazón latió con fuerza, porque era cazar de sostener sin romper los estambres, ni la corola, ni los pétalos de aquella pequeña maravilla.
La flor del almendro. Todo el mundo sabe que es la falda de un hada que se encuentra escondida entre los pliegues de un delicado vestido. Toda ella, blanca, toda ella rosa… pureza y ternura.

Como hizo nuestro amigo en los dos años anteriores, cuando en su eterno viaje de sueños e ilusiones, eterno viaje de amores, se encontró con una flor de estas… fue comérsela.

Al masticar lentamente y dejar que el amargo jugo sabor Amaretto se deslizase por su garganta, las pupilas se le dilataron… Desapareció su iris dejando un vació oscuro en sus ojos. Era capaz de verlo todo, nada se le escapaba a su percepción…

Pronto pudo ver que miles de motitas luminiscentes le rodeaban y bailaban con el. Todas ellas se juntaron en una nube brillante, como la arena en suspensión, como una Vía Láctea. Y le habló.

-¡Hola!, sentimos mucho que no puedas subir a la cúspide. Las Montañas de la Creación es un lugar sagrado y nadie puede pisar su cima.

-Pero yo necesito pedir un deseo-. Dijo en tono de súplica-. Debo salvar a mi amiga la ballena y también su estirpe desaparecida.

El hada, viendo que el deseo no era para él, que prefería sacrificar la posibilidad de encontrar su ilusión como una pompa de jabón. Le concedió el deseo.

-Rásselas, no puede subir porque llegar arriba significa la muerte, es volver a renacer.
Las montañas te volverían a crear. Pero no sufras más, ve otra vez a tu nave, desciende la ladera y encontrarás tu deseo hecho realidad.

El rostro de nuestro amigo se le iluminó.

…fin de la transmisión diaria.

Posted by eolovano at 2 de Febrero 2006 a las 06:14 PM
Comments
Post a comment