28 de Noviembre 2005

La fiesta de los piratas.

Todos los piratas se quedaron callados, no había nadie que se atreviera a abrirla boca.
El silencio, metálico, pesado como una bala de cañón, incomodaba a Rásselas. Sentía incertidumbre por lo que podía pasar.

-¡Es un pirata!- Gritó el loro que llevaba el capitán al hombro. ¡Es un pirata, es un pirata! ¡ Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar…. Sí, ¡es un pirata!

Todos abrieron los ojos, casi se les caen de las cuencas, se miraron unos a otros sorprendidos.

-¡Pues claro! ¡Ja! Se le ve a siete leguas marinas, que lo es.- Dijo el capitán con un forzado tono, y cierto temblor en el. Mientras carraspeaba la garganta y miraba atentamente a los suyos con su único ojo para poder interpretar lo que ellos pensaban, bajaba por la rampa torpemente cojeando hasta la cubierta de la Nave de los Sueños.

Se abrazó a nuestro amigo y cogiéndolo por el hombro lo adelantó unos pasos para que toda la tripulación pudiese verlo bien.

-Aquí tenemos un nuevo compañero, un bravo pirata curtido en mi batallas- conforme iba hablando el capitán, este se deshacía de la luda y dejaba que su habilidad dialéctica hipnotizase una vez más a sus pobres bribones.- Seguro que habrá matado a decenas de personas, robado en cualquier planeta del sector doce, o habrá enterrado tesoros escondiendo el mapa en el buche seco de un calamar gigante. Sí camaradas, ¿no lo veis? Es un pirata, un verdadero pirata.- Se cayó un momento y miró fijamente el rostro de todos.- ¡Que corra el ron toda la noche!

Al decir esto, un grito de jubilo estalló en su nave, los marineros ya no tenían duda alguna, su capitán había hablado. Y si gastaba la reserva de ron que tenía guardada, para una ocasión como esta, no se podía equivocar.

Risas, bailes, danzas, cacareos, saltos, peleas… toda una fiesta, como solo los piratas entienden y hacen. En todo momento Rásselas no se separó de ese viejo de barba pelirroja y canosa, con una pata de palo, un garfio, a saber que le pasó para perder esa mano, y un loro en el hombro.

…fin de la transmisión diaria.

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Posted by eolovano at 28 de Noviembre 2005 a las 06:05 PM
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