Cómo algo tan sencillo, puede revitalizar el cuerpo y el alma.
Algo poderoso e innato en las personas, algo intuitivo, una forma de evasión del tedio y el aburrimiento
la risa.
He aterrizado en mi planeta refugio, sí ese que cuenta con un puerto que me protege y un faro que me guía. Escribo desde el puente de mando, y transmito a todo el universo.
La playa estaba genial, una mar cristalina, limpia, fresca y rizada. Si, no hacía viento, pero si olas. Por tanto, diversión garantizada.
Saltos, piruetas bajo el agua, dejarse llevar por la corriente.
Ha sido genial y agotador, cada ola gigante salíamos del fondo del mar con un grito y toda la tripulación nos mirábamos para al instante estallar en risas y carcajadas contagiosas.
foto de Manuel Vieira
He tragado el agua de siete mares, y casi salgo desnudo por un golpe de mar.
Risa, risa y más risa el cuerpo en continua tensión luchado contra la corriente. Gozando cuando se quedaba lisa, tras la melena de espumas blancas que dejaba cada ola. Por un instante he vivido en el paraíso sin preocupaciones.
He sido un niño, un niño y feliz.
fin de la transmisión diaria.