Rásselas lee en el puente de mando mientras la Nave de los Sueños viaja a alguna parte de este universo.
Conclusiones sobre "Khol, Gilgamesh y la muerte de José Ortega Ortega. Ed. Narrativa española.
Página 148.[ ]
-Gilgamesh
hermano
-insistió el agonizante-
¿Qué hay detrás?
El rey volvió a mirarlo, mientras buscaba rápidamente una respuesta. ¿Detrás
? Nunca había pensado en ello. Naturalmente, los dogmas de la religión de Sumer eran sobradamente conocidos, incluso por Enkidu, pero parecía que, a fin de cuentas, éste no había terminado de asimilarlos, y en aquella hora de angustia incluso Gilgamesh dudó.
-¿Es cierto lo que dicen los sacerdotes?- continuó Enkidu- ¿Entraré en la Casa de la Muerte, en la morada de Ereshkigal? ¿Habré de vivir en un lugar de sombras, comiendo arcilla en vez de pan, una vida bajo la mirada de los Anunnakis?
-Quizá - empezó a murmurar el atormentado ishakku, pero sus propias dudas le impidieron continuar. Cualquier explicación en este sentido le parecía ahora carente de significado.
Enkidu desasió su mano de la de Gilgamesh, y llevándosela al rostro exclamó:
-¿O tal vez no haya nada? Quizá cuando mis ojos se cierren nunca más se vuelvan a abrir, aunque se sucedan oleadas de siglos. Quizás ni siquiera en el Kur vuelva a vivir y el viento de la muerte me devuelva a la nada de la que salí
Entoces
¿Para que nació Enkidu?...¿Con qué fin existió? ¿Por qué le fueron entregados un corazón que sintiera y un alma con facultad de elegir lo bueno y lo malo?...¿Por qué este penar por la Tierra?
Se incorporó entonces, en un definitivo esfuerzo y, mirando a su camarada con los ojos increíblemente dilatados, casi gritó:
-Dime, Gilgamesh
¿Qué hay más allá?
La pregunta reverberó una y otra vez en el cerebro del ishakku, resquebrajando los muros de sus propias convicciones. Enkidu nunca había sentido miedo, pero era como un niño desvalido al enfrentarse, solo y desnudo, con el misterio de la existencia. Gilgamesh, por su parte, no encontró palabras de consuelo. Su boca no las podía pronunciar como las dirigiría a un moribundo común y piadoso, sin que le parecieran ridículas.
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Es una situación realmente gramática, Gilgamesh, el hijo del dios Lugalbanda, en el lecho de muerte de su mejor amigo se da cuanta por primera vez que la vida es transitoria y finita.
Intenta hallar respuestas pero descubre que todo lo que ha aprendido al respecto es para él ridículo. No se satisface el ansia por saber que crece en él.
Descubro ruborizado un paralelismo en mí, hace unos años leí a Pedro Laín de Entralgo con intención de encontrar respuestas. Pero alternativas a lo que desde niño me han inculcado. También he leído a Carl Sagan y a José Luís Sanpedro y hoy por hoy por más que quiere soy consciente que no podré dar contestación a la pregunta de Enkidu: ¿Qué hay detrás?.
Pero lo interesante y lo asombroso es que indagando más en el personaje de Gilgamesh encuentro más nexos de unión, pero eso os lo dejaré para mañana.
Os pongo el enlace para ver el trailer de la película El león, la bruja y el Guardarropa
fin de la transmisión diaria.