6 de Julio 2005

El sonido de la luz.

La nave de los sueños se posó suavemente en la superficie del planeta Ilusión.
La escotilla de babor se abrió y descendió una rampa hasta la arena de la playa. Sí, por que Rásselas había parado en una playa. El cielo estaba limpio como el interior de un diamante, desprendiendo centelleantes destellos de arco iris.
La playa ere muy larga, tal vez varios kilómetros, pero apenas unos metros, ya junto a ella se alzaba una pared de granito enorme.

Nuestro amigo, cargado con su equipo de exploración, se adentró entre las grandes grietas de la pared. Desde el interior de esos sinuosos corredores, ya no se podía escuchar las olas, ni la brisa marina acariciaba su cara y enredaba su pelo. El aire se espesaba y la luz se atenuaba a cada paso.

Poco a poco los ojos se le fueron acostumbrando a esa opalina oscuridad, el pasillo natura era bien estrecho, podía tocar las paredes con ambas manos.
La grieta, dio un brusco giro y la luz aumentó, había entrado en una hondonada, en un hueco redondo de varios centenares de metros de profundidad y una centena de metros de diámetro. La única vegetación que podía ver era un musgo espeso que cubría todos los recodos entre las rocas.

Pero lo que más le sorprendió fue la impresionante cascada. Un brazo de agua que se dejaba caer desde el borde mismo de roca hasta una laguna en el centro del cráter. Pero en vez de hacer estruendo, el impacto entre las rocas provocaba notas musicales. El agua, pulverizada salía despedida hacia el cielo y al salir a la superficie formaba una mágica columna de colores.

Nuestro amigo se sentó y miró sin más, no hizo nada… solo se dedicó a contemplar tanta belleza.

-¿Qué miras?- dijo una voz a su espalda.

Rásselas se giró con mucho cuidado y dispuesto a enfrentarse a cualquier cosa.

-La luz.- Dijo.

Al darse la vuelta por completo, pudo ver a un personaje sin igual. No tendría más de 50 centímetros de altura, apenas tenía piernas, solo pies. Los brazos solo eran dos pequeños apéndices a cada lado de su rechoncho cuerpo. Era una seta parlanchina.

…fin de la transmisión diaria.

Posted by eolovano at 6 de Julio 2005 a las 05:32 PM
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