26 de Diciembre 2004

El silencio de las sirenas.

Despues de la transmisión de esta noche... continué mi viaje por esta esfera de hielo flotando en el corazón de la Nebulosa de los Retos.

En mi ruta de ensoñación encontré una estructura rocosa... allí me postré para descansar, y no pude evitar leer un texto de Adelaida García Morales en "El silencio de las sirenas":

Querido Agustín. Pasan los días, voy de un lugar a otro y tú no cambias dentro de mí. Ni un solo instante puedo olvidarte. De nada sirven mis esfuerzos por concentrarme en otras cosas. Mi cabeza parece poseída por una densa y dulce niebla en la que sólo tú habitas. Un mecanismo diabólico se ha desatado en ella y no puedo dejar de ensoñarte en mil situaciones distintas, en las que finalmente siempre descubro que tú no estás conmigo, que ni siquiera me es posible verte. Cuando recuerdo tu voz y me parece que casi la oigo, todo mi cuerpo se estremece. Al despertarme cada mañana es a ti a quien siento más que a mí misma, que solo soy ya un fantasma, santuario de tu imagen. No importan las distancias, ni la ausencia, ni el tiempo, ni esta oscuridad que ahora me cubre. Tú siempre estás dentro de mí. A veces pienso que podría ir a Barcelona, vivir allí y verte cuando tú quisieras. Pero hay algo que me lo impide. Quizá sea el temor a sufrir tu indiferencia de más cerca. O no sé, pero es algo tan poderoso como eso otro que me lleva hacia ti.

Esta ensoñación es ya permanente. Nada puedo hacer ni vivir. Ya no necesito ni siquiera moverme, ni apenas puedo. Cierro los ojos y vivo contigo en cualquier parte, en todo tiempo. Pero por ti enfermo. Me siento caída en un pozo muy hondo. La anemia, la debilidad, me dejan a veces sin vida, pero ni aún entonces dejas tú de estar en mí. No puedo sentir ya nada que no seas tú. Intento recuperarme físicamente, pero no puedo. Hace ya tiempo que vivo en un permanente desasosiego, que no consigo dormir, ni descansar, ni puedo apenas comer. Por ti me muero y soy capaz de hacer nada por verte. Temo que tú nunca me puedas amar.

Si supieras cómo es mi desesperación, quizá serias más generoso conmigo. Pero ¿por qué habrías de ser de otro modo que como eres, si casi no me conoces, si ni siquiera me recuerdas, si a ti, al verme, no te sucedió lo mismo que a mí?

Querido Agustín. No puedo dejar de escribirte, pues solo al hacerlo siento que, de alguna manera, puedo descansar. Te abrazo. Elsa.

...fin de la transmisión diaria.

Posted by eolovano at 26 de Diciembre 2004 a las 11:42 AM
Comments

real mente si creo en las sirenas pero mi familia dije q no mandem una imajen no un montaje por favor

Posted by: Anonymous on 14 de Agosto 2007 a las 07:01 AM
Post a comment