27 de Diciembre 2004

Planeta de esperanzas.

Era aun de noche cuando Rásselas acurrucado en un refugio excavado en el hielo intentaba conciliar el sueño. Las baterías que portaba en la mochila de su traje espacial estaban a punto de descargarse, por lo tanto al amanecer, no tendría más remedio que regresar a la Nave de los sueños.
La noche era fría, capaz de arrebatar el alma y la vida a cualquier desaprensivo que se atreviese a salir a la superficie del helado planeta.
No habían nubes, el viento, ya calmado, se encargó de borrarlas, dejando visible un óleo de luz en el firmamento. Allí la noche no es oscura como en la tierra. El planeta se halla en medio de una nebulosa, por tanto… todo el cielo parece estar iluminado por una perenne aurora.
Los brillos fluorescentes de esta entraron por la pequeña oquedad que nuestro amigo realizó en el suelo. Los fluctuantes brillos, como la superficie de un manso río se reflejaron en el cristal de la escafandra. Rásselas no tardó en despertar. Se abrió paso entre la nieve como pudo, con las manos, con los pies… saló del suelo como una lombriz blanca en la quietud de la noche. Pero allí se quedó, con medio torso asomando del suelo, y la cadera y las piernas atrapadas en el hielo.
Y no le importó el penetrante frío que asolaba su corazón, casi se sentía morir.
Pero pensó que si la Nave de los Sueños usa como combustible el calor de la ternura… la risa calentaría su solitario corazón.
Así que hinchó bien sus pulmones y cantó.

SONRÍE
Tú sonríe y verás
como todo lo que hay en tus ojos
parece que brilla
que la vida es legal
y al final lo que da, si lo coges
son mas de tres días.

A poquito que sonrías
se contagia la mia
y los ratos oscuros se harán de colores
mientras sobre alegría, no faltan
canciones.

Sonríe, sonríe, sonríe
si, sonríe, sonríe, sonríe...

Tú verás
si prefieres llorar de tristeza
o llorar de alegría
se me antoja pensar
que llorar de tristeza no es malo
si encuentras salida.

Y a poquito que sonrías
llegará la alegría
sí, de los malos momentos germinan los
buenos
sonreír no se compra, no vale dinero.

Sonríe, sonríe, sonríe
si, sonríe, sonríe, sonríe...

Tú sonríe y verás
que terminas felíz
como acaban los cuentos.

A poquito que sonrías
se descorchan los días
sonreír es tan fresco como un aguacero
un diluvio de risas cayendo del cielo.

Sonríe, sonríe, sonríe
si, sonríe, sonríe, sonríe...

Mientras cantaba… los colectores que proporcionaban aire a su traje espacial saltaron como el tapón de una olla exprés despendiendo vapor. El hielo a su alrededor se desquebrajo, partiendo la superficie. Pero él seguía cantando…
En toda la superficie del planeta una reacción en cadena derretía el hielo… de las temperaturas bajo cero, se pasó a un ambiente ecuatorial. Rásselas bailaba, chillaba, cacareaba… “si, sonríe, sonríe, sonríe...”
Amanecía y el continuaba, una primavera surgía de una eterna estación invernal, ríos con sus cascadas, bosque profundos y formidables, praderas verdes y florales…
Renació la alegría y todo se tornó verde esperanza.

…fin de la transmisión diaria.

Posted by eolovano at 27 de Diciembre 2004 a las 05:27 PM
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