30 de Julio 2004

Un cuento de regalo.

Ahora os puedo decir qué sucedió el sábado por la noche. Ahora puedo confesar, ahora puedo. Soy valiente...

Un cuento de regalo.

Rásselas se sentía muy feliz por el día que había vivido, sudo, salto, escalo por hierros y levantó estructuras para la tienda pabellón. Pero siempre acompañado de Glauka.
No existe caligrafía posible que pueda describir lo vivido, no existe lengua alguna que pueda decir lo que sucedió.
Pero cuando estaban juntos a la orilla de la mar, cuando cantaban, reía y se disponían ya a dormir. Les ocurrió algo.

En la quietud de la noche, solo permitida la profanación del silencio por las tranquilas olas del mar. Algo salto de las algas secas y les calló encima.
-¡Un bicho!- Dijo Glauka.
Y otro y otro… así toda la noche, no podían dormir, era imposible. Cada vez que se relajaban e intentaban conciliar el sueño… les atacaban los bichos… Era espantoso, asqueroso…
Cuando estaba al borde de la desesperación, se oyó una voz.
-No podréis dormir, no lo permitiré.
De encima del saco de dormir de Glauka un bichito hablaba con arrogancia.
-Estáis acostados sobre la alfombra de poseidonias secas, nuestro templo más venerado.
-Lo sentimos, no era nuestra intención-Dijo Rásselas tratando de disculparse.
-¿Lo sientes? ¿Y qué solucionemos con eso? Estas algas puestas cuidadosamente en la orilla no es un hecho fortuito de la marea, no. Mi raza la recolecta durante toda la primavera y parte del verano. Precisamente para darla en ofrenda a Poseidón esta misma noche. Estábamos de fiesta, pues temíamos la esperanza que este año Poseidón fuera benévolo con nosotros, pues habíamos conseguido gran cantidad.
No tardará en llegar a esas rocas, y espera su regalo.
-¡Lo sentimos, no era nuestra intención!- Dijo Gláuka emocionada.
-No basta con sentirlo- se giró de pronto el pequeño bichito- Soy el rey de los bichos de los granos del café. No puedo permitir esto… os robaré el sueño hasta que enmendéis vuestro error. Y no seré indulgente.
Rásselas se levantó de pronto. -¿Pero qué podemos hacer? ¡Necesitamos dormir, mucha gente depende de nosotros en este campamento! Necesitamos dormir para poder soñar, sin nuestros sueños perderíamos nuestra identidad.
El rey esbozó una sonrisa como solo los bichos pueden hacer.-Muy bien, traedme el tesoro más preciado que tengáis, lo más valioso, lo más maravilloso. Solo así podréis calmar la ira del Dios del mar.

Cómo poder afrontar esto. Nuestros dos amigos abrazados en la arena, buscaban una solución para poder recuperar sus sueños.
Alejarse de la costa, huir del rey de los bichos del café no solucionaría nada. Pensaron buscar el sueño en la bodega del transporte aterrizado en el campamento. Pero allí tampoco conciliarían el sueño.
-Glauka, - miró Rásselas a los ojos de la joven, - Sé donde pudo hallar ese tesoro, no te preocupes por mí si no respondo.
Glauka no se dio cuenta, no le oyó, para ella, su amigo miraba las estrellas y suspiraba. Pero entre cada suspiro y suspiro su alma salía libre de su cuerpo.

Etéreo, desnudo sin su cuerpo salió volando hacia las numerosas estrellas, hacia Debed en la constelación del Cisne. Allí estaba atracada La Nave de los Sueños.
Cuando llegó allí, se posó suavemente con su luminiscente cuerpo, no tenia mucho tiempo, así que corrió hacia la bodega. En los almacenes, las estancias más profundas y recónditas de la nave. Desesperadamente, buscó y buscó entre todos los rincones de las estanterías, en el interior de las cajas de madera, cargadas con infinidad de artículos recopilados a lo largo del tiempo, en todos sus viajes, en cada mundo perdido.

Pero no hallaba tesoro suficiente, no encontraba nada con el valor tal que calmase la ira del Rey de los Bichos de los granos del café.
No podía permitir que Gláuka perdiese su sueño, que jamás pudiese soñar.
Así que tomó una determinación, se introdujo en la sala de máquinas y abrió la gran caldera del motor… el mayor tesoro que posee Rásselas es el combustible de la nave.
Esta es propulsada gracias al calor que irradia la ternura que ni el uranio mejor enriquecido se le puede comparar.
La ternura, un bien escaso y preciado.

Pero a Rásselas no le importaba cederlo por un bien, por enmendar el daño producido. Nuestro amigo había comprendido que debe ser valiente, gracias a una letra de Silvio Rodríguez que le cantó esa noche Glauka.

Cogió la preciada joya y regresó como un meteoro al planeta. Fue cuando se levantó plácidamente y habló con el rey.
-Majestad, le entrego el tesoro más preciado que poseo, para que su pueblo pueda salvarse de la ira del dios del mar… de entrego La Ternura. Y sacó de un bolsillo de la camiseta una luz brillante de color rojo que ondulaba al blanco y al violeta. La luz sonaba como una campanilla, como una nota musical, como un acorde imposible de reproducir.

Cuando la legión de bichos se marchó, nuestros amigos no pudieron soportar el cansancio más y cayeron desfallecidos en un plácido sueño.
¿Cómo podría Rásselas continuar su eterno viaje de sueños e ilusiones, su eterno viaje de amores, en busca de una ilusión, si su nave no podría navegar más?
Rásselas dormía junto a Glauka. Los dos abrazados en sinceridad, con cariño… con el calor de una amistad muy especial.
De ese momento, del latido del mar en la olas, de la frescura de la rompiente mañana.
De un abrazo tierno y con cariño surgió la ternura, de la más pura, Rásselas deseaba que el tiempo se detuviese, que pudiese permanecer así eternamente.

Pero el estruendo de la megafonía, la música, la aparición del teniente Dan… rompió la perfección del momento.

A todos los mundos astronave, a todos los planetas, a todos los faros que guían a los intrépidos marinos del cosmos, a los cometas y estrella fugaces, a las ballenas comedoras de nebulosas, a las hadas de limbo lunar, a los satélites siempre orbitantes encadenados a una única gravedad, al latir de los pulsares y el cantar de las tormentas quánticas, a las olas del mar, a la profundidad oceánica… a la lejana Ítaca, va destina este mensaje, esta tierna transmisión.

¡Que mi único motor es la ternura! Y continúo mi viaje. Que quiero ser fuerte y valiente, para luchar por lo que es tierno.


A Galuka.
…Fin de la transmisión diaria.

Posted by eolovano at 30 de Julio 2004 a las 02:51 PM
Comments

Es tan bonito que da miedo...
Pero qué suerte la tuya,
y más aún la de Blanca...

Posted by: Calítoe.:. on 30 de Julio 2004 a las 06:19 PM

Mom,
muy bonito,y así es, no hay otro combustible ni otra razón, de hecho,de lo vivido, queda indeleble la ternura o los gestos que tuvieron en ella, su inspiración.

Posted by: la troyana on 30 de Julio 2004 a las 08:56 PM

¡¡¡Muy Hermoso!!!

Posted by: alone on 1 de Agosto 2004 a las 01:45 AM

Suena genial :)
Espero que sea el principio de una gran serie de abrazos ;)

Posted by: Patán on 1 de Agosto 2004 a las 03:17 AM

GRACIAS A TODAS.

Posted by: rásselas on 3 de Agosto 2004 a las 03:52 PM
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