3 de Agosto 2004

La Gran Diosa

Todo ha pasado ya, no se como he sobrevivido. Tal vez no sea así, y esté moribundo. La verdad que la reacción que he tenido me ha sorprendido.

Después de caminar largamente por el desierto de piedra, Rásselas llegó a un pequeño templo rodeado por una doble fina de columnas jónicas que coronaban una larga e imperial escalera de mármol blanco.
Caían arrugadas por el calor las últimas horas de la tarde del viernes, y los rayos del sol se reflejaban en el gran portalón de bronce.
No lo dudó, golpeó dos veces y esta se abrió sin producir sonido alguno. Todo que estaba rodeado por la oscuridad, pero al acostumbrarse sus ojos a la nueva situación, pudo distinguir distintas figuras y formas.

Una estancia rectangular, con estrechas ventanas próximas al techo, un altar al fondo con dos tapices de terciopelo rojo. La decoración, la arquitectura, el color… todo mostraba sobriedad minimalista. Pero esa sencillez albergaba una gran propiedad.
Allí se encontraba el portal por donde bajaba del cielo la Gran Diosa… allí Rásselas podría cumplir sus sueños.

Se acercó con reverencia sumisión hacia el pequeño altar, tenuemente iluminado por dos haces de luz polvorienta. Una vez allí depositó un DC y pidió un deseo.
Al tocar este formato digital el erosionado mármol, una fémina voz omnipresente le habló…
-Esta noche nos veremos en el Pasarela.

A Rásselas el corazón se le aceleró, sudó y sonrió. Por fin esa noche podría presentarse a la Gran Diosa y venerarla en público. Mostrar sin pudor su fe, ocultada durante un año y medio. Por fin, por fin sería valiente.

El Pasarela, otro templete a la orilla del mar, allí estuvo puntual. Pero pasaba el tiempo y no había signo de aparición sobrenatural alguna. Nada, no se veía nada, no oía nada, no notaba nada.

Cuando lo daba todo por perdido, una visión lo detuvo, un rayo una emoción… La Gran Diosa se encontraba allí fuera en la parte más baja de las escaleras rodeada de miles de súbditos.

Rásselas hipnotizado por su resplandor, la siguió.
Le confesó su devoción si intención de pedirle su deseo… solo deseaba el candor de sus ojos glaucos. Pero no estaba preparado, debía conseguir superar las mil pruebas y encontrar sus mundos perdidos.

Rásselas dejó el templo tembloroso, la respiración acelerada y una piel de sudor frío que le envolvía… Ascendía una colina llamada “la cuesta de la lotería” como un vía crucis… y al llegar a lo más alto. El aire se le licuó en sus ojos, el tiempo se detuvo como un frenazo en carretera, los objetos suspendidos en el aire, orbitaban sobre si mismos… Y en ese momento, en ese mismo momento… De la tierra surgió un brazo invisible, poderoso, metálico y se cernió sobre su pecho.
El gritó quebrantado y lloró como nunca… ese brazo tiró con fuerza y le rasgó la carne, amputándole el corazón… Ese misterioso brazo le arrebató la parte de su cuerpo donde residen las musas.
Rásselas, esa noche se quedó sin Diosa, se quedó sin musa. Y el dolor fue tan grande, y el llanto tan vibrante que las ondas rasgaron la superficie del planeta… Todo temblaba como un gran terremoto universal, pero ridiculizado por la gran catástrofe de su interior, de su alma.
Ni él, ni el planeta podía aguantar tal tensión… todo se contrajo y el mundo explotó con una gran deflagración cósmica. Miles de restos rocosos volaron por el espacio a una velocidad vertiginosa, rocas, astillas, magma vitrificado y entre ellos el cuerpo inerte de Rásselas.

No pasó mucho tiempo, como una centella apareció surcando el desolador cielo la Nave de Los Sueños. La tripulación rescató a nuestro amigo de las garras de la muerte.
Un desayuno, unas tapas al medio día, un café, la playa, el cine… el calor humano de los hermanos siempre presentes, de los amigos incondicionales, bálsamo de sus heridas… aceleraron su recuperación.

Rásselas ya no tiene musa.
Pero aun así su aventura continua. Porque sigue siendo el eterno viajero de sueños e ilusiones, el eterno viajero de amores en busca de una ilusión.

…fin de la transmisión diaria.

Posted by eolovano at 3 de Agosto 2004 a las 08:50 AM
Comments

ufff, cúanta convulsión en una noche.Sólo puedo decir que me alegra que hayas sobrevivido y que me gustaría escuchar el relato en vivo.

Posted by: la troyana on 3 de Agosto 2004 a las 10:57 AM
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