No es un diario, porque no escribo a diario. Es más bien una Caja de Pandora donde escribo todos mis males y todos mis bienes para que no escapen y se olviden en el tiempo.
Normalmente, tardo de dos a tres años en terminar una libreta completa, porque sólo escribo sobre cosas transcendentales, en momentos realmente especiales que ocupan gran parte de mis pensamientos y meditaciones.
Pero, ¿Qué ha sucedido este año? Desde el verano pasado hasta la fecha, he colmado mi cuaderno de papel reciclado de cientos de textos. Dos crónicas de viaje: una a Islandia y otra por Europa, letras de canciones, y grandes fluctuaciones emocionales.
A eso le sumo mas de 278 páginas en mi blog, las publicaciones de mi fotoblog, mi deviantart, una exposición de fotos, la próxima proyección de mi fotometraje
¿Qué esta pasando? ¿Por qué esa necesidad de contar cosas, de decir lo que siento por dentro utilizando cualquier medio? Escritura en prosa, en verso, fotografía, video
incluso me estoy planteando una escultura de 8 metros para el año que viene
Sin duda, dos terremotos de epicentro mi corazón han influenciado. El tsunami de ver a mi padre en la UCI y mi continua búsqueda de respuestas han influenciado de alguna manera.
Ayer me despedí de mi libreta que me ha acompañado hasta la frontera helada del fin del mundo, atravesado océanos tempestuosos, y escalado montañas perforadoras del cielo.
Ayer, abrí mi nueva libreta, esta vez sin anillas, cosida y de tapa blanda. Ayer comencé a escribir otra vez, pero esos textos no los publicaré por aquí. Esos textos son míos, solo míos y cuando llegue el momento sólo una persona podrá abrir la puerta de ese universo personal y leerlos. Y dejarán de ser un secreto.
Pero cuando llegue ese momento.
...fin de la transmisión diaria.