Siempre me llamó la atención este extenso poema. Pasé años buscando el libro hasta que por suerte lo consiguió mi hermano José y pude leerlo al campleto. Ahora busco un ejemplar para mi.
La Balada del viejo marinero:
[...] El timonel tenía agarrada la rueda
y el barco se movía, se movía
sin que una sola brisa lo moviera.
Cada marino en su puesto intentaba
tensar los cabos, y no tenía fuerzas:
¡éramos una tripulación difunta, cadavérica!
[...]
Más fuerte y más terrible
seguía retumbando bajo el agua:
alcanzó la nave, dividió la bahía
y, como plomo, la nave desapareció bajo sus aguas
[...]
Aturdido por el ruido aterrador
que cielo y mar estremecía,
mi cuerpo quedó a flote
como quien lleva ahogado siete días
[...] esta alma mía
en medio del mar se sintió muy sola:
tan sola que ni el mismo Dios parecía
estar entre las olas.
(Samuel Taylor Coleridge)
...fin de la transmisión diaria.
Posted by eolovano at 13 de Septiembre 2007 a las 10:50 AM