Seguía Rásselas por los alrededores de la frontera norte del universo. Descuidado él, no se daba cuenta que aquel lugar era inseguro y peligroso. Las cuerdas con las que se tejía el cosmos se hacían muy finas allí, y cualquier descuido podía romperlas.
El estaba feliz y despreocupado, cuando una gran masa negra eclipsó las estrellas que le iluminaban. Como un manto de brea se movían las faldas del terrorífico dios. Lo que se levantaba apoyando sus brazos y sus rodillas sobre la pared fronteriza entre realidad y ficción, no era un Trakcor, era el mismo Poseidón con su vestido de tentáculos y olas enfurecidas. Los ojos eran dos dorsales oceánicas enfurecidas de magma y el pelo era una larga melena de anemonas negras que gritaban provocando el terror.
El Soñador Errante no se lo podía creer. Después de tanto, tantísimo tiempo estaba otra vez allí. Ni tan siquiera el haber bebido del Pozo de Arán ha podido darle fuerzas a nuestro amigo para despistar el terrorífico dios.
-¡Maldito microbio!- Gritó el avatar con la voz de muchos mares- ¿pensabas que me podías destruir de aquella manera? Yo te daré a ti lo que es bueno miserable.
De su boca surgió una nube de clavos sacados de peces escorpión. Rásselas de un salto pudo esquivarlos, pero ante puso su brazo para proteger a la pompita que llevaba en su mano.
El miembro se le paralizó, se quedó como si fuese de mármol, un hormigueo le recorría desde el cuello hasta las puntas de los dedos. Una sensación horrible.
Miró a los ojos del horrible dios que algún día, no se sabe cuando ni por qué le maldijo, comprendió que la batalla sería terrible. Por eso le dio rápidamente la espada, se ocultó tras la concha de su amigo Ups, el cangrejo ermitaño, y miró a la pompita.
Llevo toda la vida buscándote y viajado por todo el universo, he conocido a seres extraordinarios en lugares fantásticos, pero nada inigualable a ti. Eres la palpitación de mi universo, el sonreír de la mañana y el retozo de la tarde en la playa. No puedo permitir que en una situación así se explote mi ilusión como una pompa de jabón, tu que me dejaste acariciar.
Y con la mano aun mal herida dejó rodar la pompa por el plano inclinado del universo.
Un latigazo en la espalda le lanzó por los aires hasta la otra punta de la enorme caracola de Ups. Rásselas con dolorido, con la ropa destrozada, pero sufriendo más aun por la lejanía de su pompita gritó.
-¡No maldito dios que te ocultas en los fondos abisales!- a cada palabra Rásselas se incorporaba y miraba directamente al titán a los ojos.- Otra vez no.
Y puso sus manos en la boca para que se escuchase bien lo que tenía que decir, hinchó su pecho y gritó con todas sus fuerzas.
-¡A todas las auroras boreales que pintan los cielos invernales, a las sirenas del trópico de preciosos cánticos, a las ballenas comedoras de nebulosas, a todos los buscadores de tesoros escondidos en islas misteriosas ! ¡Qué se enteren bien! ¡Qué Rásselas, el Soñador Errante, el eterno buscador de sueños e ilusiones encontró su ilusión como pompa de jabón! ¡Y en su interior vive un hada!- Poseidón mientras no perdió el tiempo, como una marejada levantó los brazos y los unió en un único puño como una ola, como un tsunami destructor que lanzó sobre la cabeza de nuestro amigo.- ¡Su nombre es Lucerita!
Al decir esto, al invocar el nombre del hada el tiempo se detuvo. No se veían pero si podían hablar. Lucerita y Rásselas hablaron dándose fuerzas el uno al otro, comenzando el proceso reparador de las heridas.
Nuestro amigo parpadeó y volvió en si del trance viendo como el gigante dios se disolvía como la espuma en la resaca.
Allí se quedó solo subido a lomos de Ups, este no tardó en buscar una fina hebra de luz, las que unen a las estrellas como una tela de araña universal, y comenzaron los dos en silencio el largo y penoso camino hacia el sur.
Con la cabeza entre las rodillas dijo Rásselas en voz baja.- No te vayas muy lejos Lucerita, veámonos pronto.
Posted by eolovano at 31 de Mayo 2007 a las 08:58 PM