Era una belleza insustancial, no corpórea, una sensación de euforia y paz. Una música cristalina, una sonrisa sin más.
Rásselas cerró los ojos involuntariamente, la luz que surgía de allí le cegaba, casi dañaba sus visión. Se dejó arrastrar por esa sensación y fue envuelto por la áurea de luz magistral.
El cuerpo del Capitán de los Sueños, se elevó unos metros del suelo como un diente de león. Ya no tenía sentido para el, masa, peso, gravedad. Su cabeza echada hacia atrás, el pecho erguido casi horizontal. Los brazos sin fuerzas se mecían como las ramas de un sauce, y las piernas ligeramente flexionadas. Un suave torbellino de luz, como la disolución de una acuarela blanca en el agua, rodeaba a nuestro amigo.
La música no cesaba, continuaba, era un poema sin palabras, era emociones. En la cabeza de Rásselas se llevaba una conversación apacible.
-Rásselas, largo ha sido el camino hasta aquí, el Pozo de Arán.
-¿Pero qué es realmente este sitio sagrado?
-Son muchas cosas, es todo y es nada, depende de cada persona. Es el donde encontrar consuelo, un deseo, una emoción.- Dijo la majestuosa voz con tono tranquilo.- Ahora tu puedes decidir.
-Quiero encontrar la felicidad, quiero alcanzar mi pompa de jabón, abrazarla sin que esta explote por su fragilidad.
No sabe como, pero sabía que aquella presencia esbozó una sonrisa.
La voz desapareció y dejó sonar más nítidamente la canción que se escuchaba
Rosana Arbelo
Descubriéndote
Te imagino y la soledad se me llena de ti
Y no es fácil poder decir lo que llego a sentir
Llevo tiempo buscándote
En mi alma y mi piel
Llevo tiempo soñándote
No te quiero perder
Eres tan frágil como la luz, abres mi amanecer
Si no me alumbras yo, no me acabo de encender
Y soy un corazón que se derriba
Y late cada vez con menos vida
Llevo tiempo buscándote...
Llévate mi alma en tu piel
Llevaré tu alma en mi piel
Pudo verla, sin verla, sin saber quien es, sin ver su forma, su figura pero pudo contemplar una belleza inigualable. En algún lugar del cosmos, en algún rincón de este universo había una persona igual que él, suspendida a unos metros del suelo, rodeada por una luz celestial, cantando. Era una buscadora como él.
¿Sería otro Pozo de Arán? ¿O tal vez es una imagen del pasado? ¿O del futuro?
Rásselas lloraba, lloraba de felicidad y alegría a la vez. Sus lágrimas rodaban por sus mejillas precipitándose a las aguas del pozo. Ahora comprendía, por eso reaccionaron a la canción. Esa agua estaba formada por millones de lágrimas como la de nuestro capitán de los sueños. Muchos buscadores como él había ido a recurrir a la magia del pozo.
-Te libero de todo pesar.- Dijo la voz celestial al oído, Rásselas pudo ver por un instante una silueta como una sirena de luz que volaba en espiral en torno a su cuerpo. Era un torbellino suave y cálido.
Esa frase: "te libero de todo pesar". Le hizo llorar aun más, era un quebrantamiento purificador, limpiaba su alma con el salino líquido que corría por su cara.
Muchos pesares desaparecieron, se diluían como la bruma en la mañana. Los dos botones que tenía atado a su cuello comenzaron a brillar y a despegarse de su pecho. El cordón le tiraba, estaba a punto de partirse. Pero Rásselas agarró los dos pequeños objetos.- No.- Dijo amarrándolas con puño cerrado cayendo isofacto al suelo.
-Rásselas, no debes tener miedo, el camino es largo aun y la búsqueda no ha hecho más que empezar. Tu búsqueda debe ser no buscar. Camina, continúa y enriquécete con cada encuentro fortuito. Será esta la única forma de que los dos os encontréis. Pero tarde o temprano tendrás que desprenderte de esos botones.
La luz desapareció, la música y la voz... Ahora estaba nuestro amigo tirado en el suelo en un placido sueño al abrigo de un sol de invierno.
...fin de la transmisión diaria.