Esta tarde, fría como hacía tiempo, he ido otra vez al Pub Irlandés. Sin duda todo un descubrimiento.
El tiempo se ha detenido allí pues me he inmerso en la novela Bene de Adelaida García Morales. Es muy corta, pero intensa y apasionante.
Después, mientras me tomaba un café bien caliente, me vuelto a tener esa necesidad de agarrar el bolígrafo y desangrar su tinta en el papel. Ese pequeño sacrificio en honor a las Musas. Pero en el proceso de creación se sufre, se pelea con uno mismo, se lucha contra la nada. Es una batalla a muerte frente a un ejército de cuadrículas blancas.
He acabado extenuado, la respiración era lenta y profunda, las córneas me quemaban por la abrasión del momento.
Pero el resultado ha merecido la pena, he salido satisfecho y ligero. Durante la reyerta he dejado en el camino varias sombras que me atenazaban.
Sin duda ha sido genial.
Y genial al salir, ya de noche a la calle, abrigado con mi rebeca de lana, gorra de pana y bufanda al cuello. He andado por las calles de esta ciudad maravillosa escuchando una melodía que se ajustaba perfectamente al momento. Veía a la gente asomarse a los escaparates con su cara iluminada de ilusión, a unos corredores que casi me atropellan exhalando vaho por la boca, a una mujer con abrigo de piel negro y un perro minúsculo de largo pelaje blanco.
Yo estaba distante a todo, solo caminaba y observaba, llevando en mi mochila un preciado tesoro, mi libreta de papel reciclado.
...fin de la transmisión diaria.
Muchas veces he tenido esa sensación maravillosa de estar en el mundo pero a la vez distante y, sin embargo, poder seguir sientiéndome satisfecha y una observadora incansable...
Me encanto tu blog y tus fotos.Volveré..
Saludos.