La Nave de los Sueños aterrizó en el fondo de un estrecho valle polvoriento. Ráfagas de viento levantaban espesas polvaredas rojizas que impedían la visión. Pese a ser una atmósfera respirable, eso decían los análisis de la Gran Computadora de Abordo, nuestro amigo se vio obligado a salir con la escafandra puesta. Ya que el aire estaba bastante viciado por partículas en suspensión.
No todo era roca y tierra, un espeso manto de matojos secos cubrían todo hasta casi la cúspide de la montaña. Esto dificultaría gravemente el ascenso a ella. Las plantas tenían una madera dura como el hierro oxidado, parecía la escoria de una fundición próxima.
La primera prueba que tuvo que solventar el Capitán de los Sueños, fue el poder salvar ese campo de pinchos y agujas.
Después de meditar un poco, se le ocurrió una original idea. En las bodegas de su nave habían guardados miles de trastos inservibles. Allí encontró unos palos, cinta adhesiva, correas, tornillos todo un tesoro. Se puso manos a la obra y en poco tiempo consiguió hacerse unos formidables zancos.
Así, crecido artificialmente, pudo saltar por todos esos peligros.
En la soledad del valle, sobre las faldas de la montaña de las Incertidumbres. Un gigante ascendía con paso lento pero seguro de toda herida.
Será cuestión de equilibrio.
fin de la transmisión diaria.
Posted by eolovano at 10 de Octubre 2006 a las 06:37 PM