Sin lugar a dudas he muerto. He muerto y estoy en el cielo.
El sueño se me acumula con pliegues púrpuras bajo los ojos, el cansancio poco a poco merma mis capacidades. Pericias innatas e intuitivas pero que tal vez, tanta actividad consiga disminuir mis sentidos y no lo pueda evitar porque en el trabajo... el trabajo ya no es trabajo, ya no coordino. Mi cabeza se encuentra lejos de donde debiera estar. Y está donde tiene que estar.
Pero aun así, no me lamento, disfruto de cada segundo, de cada inspiración, de los aromas que capto con tu proximidad, de la presencia que contigo me envuelve.
Ya habrá tiempo para el descanso, para la añoranza de estos momentos que pasamos callados limitándonos a observar y dándonos por satisfechos con ello.
Ya habrá tiempo para dormir y sustituir los abrazos por el quimérico calor de las mantas.
Para tocar el cielo.
El calor de tu amor
me da sed, y donde bebo yo
es donde quiero beber,
y saciar allí mi sed.
El color de tus ojos,
se adivina entre tu pelo, y yo
los deseo más que ayer,
y que la primera vez.
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No preciso viajar lejos
para hallar lo que deseo,
si tropiezo en tu regazo
ya me basta,
para tocar el cielo.
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El sabor de tus labios
ese selecto capricho que
sólo yo puedo probar,
y a chincharse los demás.
El candor de tu abrazo
puro, fiel, eterno, halagador
es mi fe y mi religión,
garantía del amor.
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No preciso viajar lejos
para hallar lo que deseo,
si tropiezo en tu regazo
ya me basta,
para tocar el cielo.
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TONTXU
fin de la transmisión diaria.