Es extraño, estaba andando por uno de los pasillos que daban al camarote principal del galeón de los piratas, cuando escuche a uno de ellos cantar mientras recogía unas jarcias vacías. En vez de sentirse triste o enojado por su captura infructuosa, la expresión de su canto denotaba todo lo contrario.
A galopar.
Las tierras, las tierras, las tierras de España,
las grandes, las solas, desiertas llanuras.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
al sol y a la luna.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
A corazón suenan, resuenan, resuenan,
las tierras de España, en las herraduras.
Galopa, jinete del pueblo
caballo de espuma
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;
que es nadie la muerte si va en tu notura.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo
que la tierra es tuya.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
Rafael Alberti.
Es curioso, esta gente es como si tuviese una bomba en el pecho, si están contentos, son los más felices del mundo, si están enfadados, son lo más peligroso que te puedes encontrar.
Creo que comienzo a comprender. Los piratas, en este universo, no son como aquellos marineros sin escrúpulos que atacaban navíos para quedarse con sus riquezas. Aquellos hombres sin moral, sin ética ni compromiso, con la única lealtad que la fidelidad y confianza puesta en el filo de su espada. No. Esta gente es apasionada, sí, eso es. Por eso los piratas de la nave Éxito eran así, por eso quisieron convertirme en uno de ellos. Pero, ¿y estos piratas?¿cual es su pasión? ¿Tendrá algún significado que este viajando yo ahora con ellos? Demasiadas preguntas juntas, muchos interrogantes acumulados.
Tal vez lo mejor será dejarme llevar un poco sin forzar la situación, a ver a que isla me llevan.
fin de la transmisión diaria.