13 de Diciembre 2005

Nueva transmisión.

Hacía tiempo que no transmitía, demasiado ya para mi. Cuando uno pasa tres años informando de mis aventuras, doce días de silencio puede resultar toda una eternidad. Uno se siente esclavo de su escritura, ya sea en mis trasmisiones diarias o ya sea escribiendo en mi libreta naranja.

Ayer, la noche plomiza había caído ya por fin como un abrigo de plomo sobre mi cara. Oscura, espesa, las luces de vapor de sodio iluminaban una atmósfera sólida y estática que entristecía aun más la insulsa tarde de invierno.

“Ya queda menos” me dije para darme ánimos. Ya queda menos para el solsticio y por fin la luz ganará terreno a las tinieblas. Mis tinieblas donde habitan a sus anchas mis propios demonios con los que me cuesta combatir.

Ha durado muchísimo el viaje con los Piratas, pasamos por London-londindäe y fue genial, pero ahora todo eso quedó lejos y me encuentro en mi camarote solo, escribiendo frente a una pantalla holográfica que ilumina mi cara de verde.

La Nave de los Sueños y el Galeón de los Piratas se encuentran atracados en un cinturón de asteroides perdido en el espacio, no viene reflejado en ningún mapa estelar, no perdáis el tiempo en localizarlo, esta gente es muy celosa en estos asuntos y una guarida de todos es sabido que debe ser secreta.

Ni yo mismo se donde estamos, pues a los pocos días me vendaron los ojos para no ver nada.

Estos piratas no me parecen mala gente, aun no han cometido ninguna fechoría para pensar que son gente peligrosa, pero me preocupa que la nave Éxito se pueda presentar con su tripulantes, no guardarán un buen recuerdo de mi.
Esta gente es alegre por naturaleza, siempre se están riendo, por todo, por el bien o mal ajeno, por el propio, por cualquier cosa, siempre se oyen risas. Yo también me río la verdad, pero cuando me encuentro solo, es entonces cuando me atacan las sombras de la melancolía.
Me encantaría que llegase otra vez el mes de abril, que me lo robasen por la espalda, sin esperarlo sin predecirlo, que fuera una sorpresa. Desearía entregar todos los tesoros que poseo y enterrarlos sin condición en el regazo de arena de una playa coralina. Volver a sentir el suave soplo de un suspiro en mi oreja. Y el silencio compartido. Tal vez por eso mismo estoy con estos piratas sin desearlo, porque navego por el espacio en busca de una ilusión, mi isla perdida, tal vez encuentre un mapa del tesoro que me ayude a llegar a ella. Por lo pronto, si debo encarar la proa hacia algún rumbo… será dirigiendo la quilla por las corrientes de la paciencia.

…fin de la transmisión diaria.

Posted by eolovano at 13 de Diciembre 2005 a las 05:58 PM
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