En el frío espacio intergaláctico una gran luz fundió el firmamento en un blanco cegador. La onda de choque provocada por la gran explosión barría nebulosas y planetas, estrellas y sueños.
Una supernóva surgió de un sueño.
Pero esta nova, no nació como consecuencia del colapso gravitatorio de una estrella masiva, nació del pecho de nuestro amigo Rásselas al desquebrajare el corazón.
Un estallido, un soplo un vuelvo en el pecho y su corazón se fragmentó en millones de trocitos de incomprensión y desconcierto.
Y es normal, por que cuando no se esta preparado para rozar un sueño con los labios, cuando no se es merecedor del más puro abrazo... todo a tu alrededor se vuelve inestable.
Fue como despertarse súbitamente de un sueño perfecto. Como saltar de la cama sudoroso y con el corazón al galope. Un no cree haber vivido de verdad esas experiencias, pero con forme pasan los minutos, que son año, se da cuenta de la desgarradora realidad. Todo había sido una virtual fantasía.
La sombra de Poseidón siempre acaba por alcanzarnos, su mirada siempre puesta en nuestras ilusiones. En la ilusión de Rásselas.
De ese remanente estelar, de ese cataclismo cósmico... queda una tintineante estrella que brilla en el centro.
Todo permanece tranquilo, los restos flotantes de La Nave de los Sueños, vagan esparcidos flotando en la nada. Entre todos esos objetos, entre esa pléyade de escombros y chatarra... flota un pequeño cuerpo herido en el pecho. Sin consciencia...sin...
...Fin de la transmisión diaria.