Los nervios me perdían, las manos me sudaban y las tenía frías casi al punto de congelación de la sudor.
Tanteé como pude las paredes de la estancia buscando alguna puerta. Estas estaban rugosas, sin aristas, pero con unas marcas e incisiones redondeadas. Me alejé un poco de la pared de detrás las columnas y pude observar mejor.
Era un gran mural, un relieve antiguo repleto de formas y figuras, el cual contaba una historia. La historia del Laberinto de la Incertidumbre...
Retuve la imagen en mi memoria como si de una fotografía se tratase, seguro que en un futuro me servirá de mucho. El tiempo apremiaba, así que salí corriendo por el pasillo oscuro por donde había entrado. Corría a ciegas por el estrecho pasadizo, me orientaba con el roce de las yemas de los dedos en las paredes mientras me desplazaba. Puerta a la izquierda, dos a al derecha, escaleras, otra a la derecha...
Pensaba en lo que había visto, me sonaba de algo... el mito de Teseo. En todo laberinto que se precie de algún prestigio, debe albergar un horrible minotauro. El ente, el ente era ese minotauro.
Yo no tenía ahí un hilo para marcar mi ruta, no sabía que hacer, los sistemas GPS, no funcionaban allí.
Poco a poco iba cayendo en una sudorosa confusión, no sabía discernir la izquierda de la derecha. Si acababa de subir unas escaleras, al momento dudaba de ello y tenía que retroceder unos pasos para cerciorarme.
¿Qué me estaba sucediendo? Lo sabría más adelante.
Me sentía mal, abandonado, desamparado... pero no hallaba el motivo, el origen de ese sentimiento. Y precisamente por eso, por que no tenía motivos justificados, me hacía sentirme peor aun.
Pensaba que era un egoísta, pensar en mis pequeños problemas equiparándolos a inexpugnables montañas... cuando en realidad no era nada, y recordar la realidad de tanta gente con vidas realmente gramáticas.
El desasosiego pudo conmigo, apenas podía dar un paso, arrastras conseguí llegar a una estancia similar a la que había dejado hace tiempo. ¿o sería la misma?
Me agarré con fuerza a ella, apreté los dientes y arqueé la espalda hacia atrás... todos los huesos de mi cuerpo crujieron, hasta que las bisagras soltaron un polvo de oxido como si respirasen por primera vez. Estaba allí por fin había ganado a este laberinto podría...
¿qué podría hacer? Se me había olvidado cual era el sentido de todo, no sabía que iba a hacer... no recordaba que quería salir al mundo, continuar mi vida... No era yo, era una sombra más dentro de esta mazmorra.
Pensaba que mi mundo estaba allí adentro, así que me gire para regresar a sus sinuosos pasillos, cuando escuche unas voces en el exterior.
Eran unas risas, unas canciones... unos juegos... Eran las voces de mis amigos, de mis hermanos... un bombardeo de imágenes, de viajes, cenas, barbacoas, playas... excursiones, cines, ciudades... atravesaron mi mente. Entonces, solo entonces, recordé quien era. Las fuerzas volvieron a mi cuerpo, la ilusión a circular por mis venas, y los sueños mi cabeza...y los pájaros también.
Fue así cómo salí del Laberinto de la Incertidumbre, no por mi... si no gracias a todas las personas que quiero. Ellos me sacaron de allí.
...fin de la transmisión diaria.