7 de Marzo 2005

El hada del almendro.

Mucho silencio. Silencio espacial, cristalizado, sonido detenido en el oscuro firmamento. Todo pasó, todo embutido en un paréntesis que me abraza, y no sé como salir.
Este viernes, cuando regresaba a mi planeta refugio, sí ese que cuenta con un puerto que me protege y un faro que me guía, sucedió algo.
Me introduje en su atmósfera, cubierta de nubes, y atravesé las montañas que rodean la villa náutica.
Millones de gotas de lluvia se estrellaban con violencia contra el cristal de la escotilla de proa. Con forme iba tomando altura, las gotitas engordaban y disminuían su velocidad. Casi flotaban en el aire sin caer al suelo, se dejaban llevar por el incipiente viento. Tuve que detener la nave para ver en vivo como nevaba.
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Fue realmente fantástica la sensación de frío en mi mejillas, notar como agujas punzantes en cara y manos allí donde se depositaba el hielo.
Dejé la nave a mis espaldas y baje por un camino, una pista de barro que me conducía a un huerto de almendros, lo miraba fijamente, ellos me miraban con interés.
Del viento que me zarandeaba surgió una tenue voz fémina.
-Hola Rásselas, cuanto tiempo, vamos... cómeme.
Se me paró el corazón, la nieve seguía cayendo como arañazos en el aire.
Tembloroso, alcé mi mano hasta una pequeña flor rosácea y la corté con el cuidado de un neurocirujano.
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La introduje en mi boca y me la comí. Sabía amarga, inyectaba en mi boca un líquido potenciador de la saliva. En un principio, no parecía que su ingestión provocase ningún cambio en mí.
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Me quedé mirando a mi alrededor, los copos blancos no dejaban de caer, cada vez, la nevada, se hacía más y más espesa, hasta tal extremo que no dejaba ver el paisaje circundante. Fue entonces cuando los copos blancos dejaron de ser agua helada... eso sería para el resto del mundo... para mi, las hadas de la flor de almendro volvían otro año más a manifestarse. Miles, millones, centenares de millones de estas lindas criaturas revoloteaban a mi alrededor. Una de ellas, se posó en una rama.
-Hola Rásselas, hace un año que probaste por primera vez la flor que hace ver realmente. ¿Qué te ha parecido?
-Hola querida amiga, sí es cierto, hace un año ya. Y la verdad, cuando miro a tras... ver realmente, conduce al dolor. Me dolió a la larga aquella experiencia. Me quiero convencer que ya todo pasó, que ya estoy curado. Pero veo que no es así.
-Esas son las propiedades de la flor, conocerás la realidad y esta puede hacer daño. Pero también pude conducir a la felicidad.
-Yo quiero alcanzarla.
-Eres libre de hacerlo.-Me dijo desplegando sus alas
-Si, pero no sé como, no tengo motivos para este desasosiego- Le dije gritando mientras ella desaparecía entre la multitud de hadas.
-Sigue intentándolo, no desistas, la recompensa merece la pena.
Me quedé mirando al suelo mientras otra vez los copos blancos se acumulaban en mi cara. –Gracias- Apenas susurré.

...Fin de la transmisión diaria.

Posted by eolovano at 7 de Marzo 2005 a las 05:28 PM
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