Otra vez transmito desde Ilicitania, este fin de semana lo he pasado en mi planeta refugio, sí ese que cuenta con un puerto que me protege y un faro que me guía.
Parecía que sería un fin de semana más marcado en negro y rojo en el calendario. Pero ha tenido un punto de singularidad.
Dentro de la sencillez de las actividades realizadas, he disfrutado. Sí, por un momento tenía miedo de no disfrutar con lo pequeño, con lo cotidiano, con lo que realmente da sentido y sal a la vida.
Una simple cerveza y una buena compañía se puede convertir en toda una aventura. Si ponemos a demás una cena mexicana, una fiesta con mis chiquillos y la preparación de una expedición para dentro de tres semanas... ¿qué más puedo decir?
Disfruté si, disfruté de lo lindo, tanque que me permití el lujo de quedarme recluido, atrapado entre las garras de una manta de lana en el sofá, una lámpara y La sombra del viento, una novela que me obsesiona cada vez más.
...fin de la transmisión diaria.
Rasselas,
va a ser que el secreto de la felicidad no es otro que el saber disfrutar de las pequeñas cosas,debe ser lo bueno de crecer y cumplir años,cada vez valoras más lo pequeño y de ahí que lo disfrutes más.
Un abrazo.