Estaba sentado panza arriba en el sofá de mi pequeño receptáculo en el gran edificio de cristal de la megalópolis de V4L3NC14. Después de una ovípara cena no deseaba nada más que respirar y mirar al techo. Fue entonces cuando me llamó la atención la visión del exterior.
La calle, iluminada con tonos amarillentos, quedaba humedecida por la reciente llovizna. La atmósfera limpia y cristalina hasta doler los ojos, me hipnotizaba.
Me levanté y me asomé por el balcón para mirar los pocos transeúntes
fue cuando deseé que viniera a por mí el autobús de Harry Potter. Para poder salir de aventuras, de correrías a sitios extravagantes y extraordinarios
Y por un momento, si por un momento, pasó por debajo de mi casa. Allí iba, corriendo como una centella, fugaz como un relámpago. Ya pasará otra vez por aquí, los mismo hasta tiene una línea que para en la parada de la esquina.
Lo mismo es que no me hace falta, tal vez no necesite un autobús, y me es suficiente mi coche, que no corre tanto, pero me lleva de aventuras y correrías con mis amigos y hermanos.
fin de la transmisión diaria.