Ayer la realidad se transformó.
Salí por varios pubs de mi planeta refugio, sí ese que cuenta con un puerto que me protege y un faro que me guía. En estas fechas apenas hay transeúntes por las calles, casi no hay nadie en los bares
pero ayer todo fue distinto.
El mundo que me rodeaba se fue licuando, fundiendo como un óleo fresco que se entremezclan los colores.
Entre cada trago y trabo la percepción de lo que me circundaba se iba agudizando, aumentaba la capacidad de escuchar sonidos de frecuencias imperceptibles, olores inexistentes y era capaz de realizar movimientos imposibles para el cuerpo.
Cuando uno se alea con la realidad, cuando un viaja a la velocidad de la luz, cuando conseguimos movernos por los espacios cuánticos que hay entre los cubitos. Podemos observar los espejos cóncavos que nos permiten ver el esperpento.
Los estragos al día siguiente son desoladores. La cabeza taladrada, el estómago revuelto y el cuerpo magullado.
Pero ante tanto dolor pienso: mereció la pena.
fin de la transmisión diaria.
Posted by eolovano at 31 de Octubre 2004 a las 11:03 PMHay que ver lo que da de si una ceveza eh?
saluditons