-¿En qué forma hallaré las respuestas?
-Eso dependerá de las preguntas que formules.-Dijo la voz como un susurro aspirado.-Esta sala esta destinada a guardar los relojes de arena. Sí los relojes que cuentan las historias de todos lo individuos del Universo.
-¿Quiere decir usted que en algún lugar de esta sala hay un reloj de arena que puede contar mi historia pasada y futura?- Preguntó Rásselas con excitación.
-Sí, Esos relojes están rellenos de arena, de polvo de estrellas, de los primeros soles que nacieron en el cosmos, de la misma chispa de la vida. Son como dos gotas de cristal enfrentadas por los rabos. La parte inferior contiene los sucesos del pasado, el fino tubito del centro por donde pasan los granitos de arena es el volátil presente y la superior los sucesos del futuro. Pero no solo eso; también cuenta con nuestros anhelos y nuestros sueños
allí podrás ver qué sueños se cumplirán en tu mañana, tanto inmediato como distante.
-¡¿Y cómo puedo encontrar mi reloj de arena entre tantos millones?!-le faltaba tiempo para dejar las palabras volar desde su boca.
-Solo tú sabrás como, solo tú sabrás cómo llamarlo.
-Muy bien- dijo decididamente y con firmeza.
Dio varios barridos alrededor con la potente luz de su proyector. Los innumerables relojes centellearon al paso del haz de luz despidiendo delicadas notas musicales. Como el fino sonido al pasar un dedo humedecido por el filo de una copa.
Rásselas pensó detenidamente, observó lo cada detalle de la sala
y por fin habló.
-¡Oh! Mi reloj de arena, contenedor de mi historia, cofre de deseos que vuelves los sueños tangibles. Muéstrate para desvelas mis dudas, para eliminar lo que me atenaza.
Imploro ayuda, invoco a los sentimientos forjadores de planetas. A los destellos en las hondas, al tintineos del agua, al canto de los delfines y las ballenas. Invoco el calor de los corazones de mi tripulación, a las canciones de antaño a los cines de verano
Invoco, imploro
. Perdón.
De a absoluta oscuridad de la sala una columna de luz surgió distante en la nada. Un pequeño objeto se alzó del suelo y voló hacia el centro de la sala.
-¡Por fin!¡Mi reloj!-Dijo nuestro amigo con entusiasmo cuando lo tuvo en sus manos.
Estuvo un largo rato mirándolo, parándose en cada detalle, en cada forma. El tiempo pasaba y el seguía allí, parado solo miraba.
-No quiero mirar a mi futuro, no voy a formular ningún deseo. O mejor, mi deseo es que la vida me sorprenda, que cada día sea una aventura. Que los temores que me atenazan se conviertan en retos personales, en una cruzada. Que el amor se me aparezca como un chispazo en la noche, como un huracán caribeño.
No quiero saber mi futuro, quiero disfrutar mi presente para formar un precioso pasado.
fin de la transmisión diaria.
Rasselas, primero que nada, qué bonito este post, y después: ¿de verdad no te asomarías a tu porvenir si te dejaran por un instante ver tu propio reloj de arena? reconoce al menos que es muy tentador...
Posted by: troyana on 27 de Septiembre 2004 a las 12:51 AMSi tentador lo es, y quitaria de enmedio muchas dudas. Pero tambien eliminaría lo emocionante que es la vida misma. Es como si supieses el final de una serie de televisión o de una novela.
Posted by: rásselas on 27 de Septiembre 2004 a las 04:22 PMLa verdad es que pienso que tienes razón, el no saber el futuro nos da la capacidad de soñar, la posibilidad de descubrir nuestra fortaleza al lanzarnos a metas que nos hacen temer al fracaso, la satisfacción de recordar después la valentía de una decisión, la recompensa recibida, o el encajar un error del que, incluso podemos aprender.
Posted by: lenica on 27 de Septiembre 2004 a las 11:06 PMQue interesante sería tener en las manos la posibilidad de ver el pasado como si nada, como si todas las experiencias solo hubiesen pasado de largo sin dejar huella, de igual manera poder ver las respuestas una a una como cuenta gotas, ...y la pretensión de avistar el futuro!! hay bendito reloj de arena que no te tengo en mis manos!!
Me gustó mucho este post gracias por compartirlo, saludos!!