Historias Logarítmicas

...Trazador de rutas

En esa veraniega lectura he anotado lo siguiente:

-Partirás por la mañana, ¿no es así?
La vida solitaria a bordo de un barco había enseñado a Ryuji a no inmiscuirse en asuntos que no entendía. Interpretó el reproche de Fusako como algo muy común, como el lamento de una mujer. Su segundo “¿por qué?” fue, en consecuencia, punzante y travieso. El pensamiento de separarse de ella al día siguiente era doloroso, pero tenía una máxima que contrarrestaba ese dolor, una palabras etéreas que sonaban en sus sueños una y otra vez:”El hombre parte de una gran causa, y la mujer queda atrás”. Sin embargo, Ryuji sabía mejor que nadie que en el mar no había gran causa alguna que buscar. En el mar había sólo guardias que unían el día y la noche, tedio prosaico y míseras condiciones de forzado.

Con estos dos párrafos de la novela de Yukio Mishima “El marino que perdió la gracia del mar” Puedo describir con precisión el sentido de esta bitácora… El dolor a la despedida de cada domingo, el dolor porque hubo un día que notaba como se me desgarraba el alma cada vez que me separaba de alguien muy especial aunque fuera por muy poco tiempo, el dolor por no que hace demasiado que no siento lo mismo.

Tomo anotaciones de mi día a día… porque me es imposible trazar el diagrama de mis propios estados de ánimo, trazar la ruta correcta en mi vida personal.

…Fin de la transmisión diaria.