Historias Logarítmicas

Suspiro, y corazones ardientes

Ejecuto un archivo antiguo guardado en la bitacora de transmisiones del año pasado:

Lunes 31 marzo 2003,22:00
Hoy he tenido un buen día. No me preocupa para nada mi desconexión con el Centro de Control. Estuve toda la mañana intentando reparar la CPU de Pandora… pero no hubo manera. Así que he asumido mi grado superior de soledad. Ahora navego sólo. Pero lo que la semana pasada pudo ser todo un trauma, esta semana es como una liberación. ¿Será fruto de mi encuentro con Cósmica? Creo que sí. Por ello he pasado toda la tarde planteando y trazando la nueva trayectoria de la nave Corílea.
Cuando nació la radioastronomía, fue como proporcionar a la humanidad de otros ojos con los que observar el mundo… En esos tiempos se escucharon una extrañas señales no provenientes de nuestro planeta, ni de otras estrellas normales. Estos “ruidos” contaban con una frecuencia determinada, exacta, repetitiva… Hubo muchas hipótesis, desde faros para la navegación interestelar de otras civilizaciones, hasta seres que intentaban contactar con nosotros. Con el tiempo se demostró que se trataba de un tipo de estrella muy particular: los pulsares. Cuando una estrella, condenada por su masa, estalla en una supernova, suele deja un remanente caracterizado por una nebulosa y un pulsar… o sea, una pequeña estrella de poco mas de 10km pero miles de veces mas masiva que nuestro sol. Giran a velocidades vertiginosas desprendiendo rayos x, provocando en el espectro radiológico unos latidos, con frecuencia y ritmo…
Esa va a ser la ruta que seguirá Corílea, la de los latidos del universo… iré de pulsar en pulsar en busca de Cósmica…
Habla Rasselas por los altavoces de toda la instalación:
-Inicio de la secuencia 2. Trayectoria cartesiana en beta, tres...dos…uno…ignición.
Corílea, al choque de los dos grandes impulsores cuánticos de antimateria, comienza ganando velocidad camino de phi Ophiuchi31
…Fin de la transmisión.

Para los que lleven poco tiempo leyendo estas transmisiones, les diré que el viaje de la Nave Corílea fue muy tortuoso y accidentado. Tanto que se destruyó, ahora tengo La Nave de los Sueños. No me arrepiento de la ruta trazada por Corílea, pero talvez, sea hora de volver a dirigir mi nave en busca del planeta aMarte. Sólo debo seguir la ruta de los púlsares, corazones latientes del universo.
Mi única intención es decir que quiero romper los miedos para poder dejar el timón más suelto, no controlarlo todo tanto… y dejarme llevar por la situación.
Mi única guía serán los corazones ardientes del cosmos, mi único motor será la sonrisa… y por ahora, mi único espíritu, el suspiro.

...fin de la transmision diaria.