Historias Logarítmicas

cuerva y frio

Me he despertado, ya todo pasó…
El sábado por la noche sentía frío. Lo sentía ya desde el jueves, pero el viernes pude ofuscarme entre trago y trago. Pero mi cuerpo era incapaz de metabolizar tanto veneno, así que me di una tregua a mi mismo. Un respiro biológico para poder seguir respirando.

Decenas de miles de almas incandescentes, vibraban al son de músicas extrañas exorcizando la rutina a base de cuerva. La multitud rugía como una única masa consciente y sedienta de diversión. Pero yo estaba fría, estático… Comenzó por incomodarme el calzado, impedía moverme con destreza; como no podía bailar, me dio por pensar… Pensé en hace un año, en ese instante que todo lo cambió… por su insignificancia, en el hueco que me dejó la borrachera del 30 de agosto…
Por eso me agobié un poco y salí corriendo a mi nave, no estaba para fiestas, para reírme en carnavales.

Sigo pensando que mi moral es una senoide, con puntos máximos, mínimos, cóncavos, convexos y de inflexión. El sábado fue un mínimo, pero estoy dispuesto a buscar una cresta de ola y mantenerme en lo alto. Sin artificios.

Ya estoy en Ilicitania metido al cien por cien en el fragor del trabajo, me gusta, me distrae, disfruto con ello… Pero cuando acabe este parpadeo, este tic sin tiempo al tac del reloj, cuando termine este medio suspiro… ya habrá llegado el viernes por la tarde y volveré a ese pequeño planeta refugio; sí ese que cuenta con un puerto que me protege y un faro que me guía.

…Fin de la transmisión diaria.