Todo esta frío en la nave galeón, congelado aletargado. Rásselas ha tenido serios problemas de transmisión. Su antena, fuertemente dañada impedía comunicar con el resto de mundos.
Las computadoras se hayan desconectadas, las luces apagadas
todo a oscuras, levemente iluminado por unos leds rojos en el suelo.
El galeón, se ha convertido en un gran cristal de hielo flotando a la deriva, si Rásselas no puede transmitir
no tiene sentido superar las mil pruebas, no sirve de nada que encuentre sus mundos perdidos
sin transmisiones, la nave se congela se enfría, marchita y muere. Y en su centro, yace nuestro amigo flotando erguido. Parece dormido, pero se encuentra extasiado en un interminable sueño. Ahora no es más que una roca en invierno, un carámbano de quebradizo cristal.
Y de esa quietud cósmica, surgió un tremendo ruido, el tañido de una campana que resquebrajó todo el hielo que inmovilizaba a la nave. Ese sonido era el latido de su corazón que tomó fuerza y se convirtió en rugido.
Rásselas abrió los ojos y respiró profundamente.
Al descender y tomar contacto con el metálico suelo de la enorme sala volvió, una vez más a pronunciar su letanía que se ha convertido en toda una oración.
Soy eterno viajero de sueños e ilusiones.
Soy eterno viajero de amores.
Cruzaré los mares en mi barco pirata
con los cañones acenagados
y mi bandera será blanca.
Dominaré los aires como un pájaro
desprendiendo de mi cuerpo
blancas y multicolores plumas de amor y paz.
Cabalgaré por valles y montañas a lomos de mi Gitana
Sin dejar más señal para el retorno
que la sonrisa y la amabilidad.
Escucharé historias escalofriantes de viejos.
Contaré historias inventadas
a preciosos niños dulces y traviesos;
y amaré tierna y locamente
a la mujer que merezca del amor puro
de aquel dulce vagabundo.
EXTRECHINATO Y TU
Cogió fuertemente el timón y marcó un nuevo rumbo, una nueva aventura.