Me gusta la tranquilidad de la mar en el atardecer de otoño.
Así respira mi alma esta tarde,
Tranquila, plausible.
Las olas son pequeñas colinas de mercurio
Que acarician con suaves dedos todas las rocas y recovecos de mi alma.
Y tú, siempre a mi lado,
acompañándome tan lejos.
Separados por dos costas.
Pero unidos por la misma brisa
que hoy me acompaña.
Tú, estás aquí,
allí junto a mí.