Pasaré el tiempo que sea necesario esperándote.
Tendré, una paciencia geológica hasta tu llegada.
Y allí, sentado en una mecedora,
Guardaré el momento hasta que tus sabias palabras me alimenten como sustento.
Viviré en la calle sin paredes,
Esperando a que sean tus brazos los únicos que me calienten.
Veré, como las hojas de estaño caen de los árboles,
Con la esperanza, de despertar una noche en el despuntar del alba
Y dejarme vender por la fina silueta entre las sábanas.
No llevaré reloj, los minutos serán las palabras.
Y hablaremos sin prisas, con la única diligencia de indagar en nuestros laberínticos corazones.
Te esperaré.
Hasta el fin de mis días.
Cuando la afilada guadaña de la muerte golpee la puerta
Reclamando mi alma.
Si tu estas allí, si tu estas en ese preciso instante.
Sabré que he vivido, que todo ha merecido la pena.
Estaré completo y todo el universo tendrá su lógica si es contigo.
Mi existencia, sintetizada en un chispazo, cobrará sentido en un cálido y ardiente beso.
Esta tarde he estado en el Pub Irlandés que suelo ir. Y como resultado son las letras que os he mostrado. Sigo indagando para hallar mis 25 Protopoemas de un mecenas de la muerte.
Sigo retorciendo el cuello al cisne.
Un fuerte abrazo.
...fin de la transmisión diaria.
Posted by eolovano at 8 de Noviembre 2007 a las 02:06 PM