Pasan los días y las horas, poco a poco declinando la luz hacia una oscuridad fría e invernal. Así es el espacio profundo entre galaxias, sin estrellas que mirar, solo vacío, solo fealdad.
Rásselas pasa largas horas en el puente de mando de la Nave de los Sueños, la Gran Computadora de abordo se ha convertido en su mejor compañía, en su única compañía.
Tiene tanto frío
no pude dejar de recordar los asombrosos acontecimientos en las Montañas de las Incertidumbres, portó en sus manos la Espada de Plata y venció con la palabra al gran minotauro del laberinto.
Se queda hipnotizado por el resplandor fosforescente de un monitor, un punto parpadeante en un fondo sin nada. Las pupilas dilatadas hasta el extremis y los ojos enrojecidos por millares de capilares que cubren sus glóbulos oculares. Es como si cuerpo y mente dejasen de tener sentido por separado, como si entrasen en comunión con la máquina. Neurona y silicio, uno solo.
Las manos cobran vida y se depositan sobre un teclado holográfico y luminiscente. Pronto los dedos comienzan a moverse por todo el tablero haciendo bailar el cursor en la pantalla. Letras, sílabas, palabras, párrafos
Es como si el subconsciente de nuestro amigo escapase por sus dedos como el agua en las grietas de un nacimiento. Primero son gotas, después es torrente y cascada.
Lo que hoy no es más que unas letras, mañana será una huella en el tiempo.
Un suspiro de su alma captado como una instantánea.
fin de la transmisión diaria.
Posted by eolovano at 22 de Noviembre 2006 a las 09:14 PMLos suspiros del alma transmitidos a otras galaxias nos permiten imaginar de infinitas maneras los destellos de los mundos no descubiertos...
Posted by: Sarah on 23 de Noviembre 2006 a las 05:53 AMBonitas palabras.
Ojala sea así.
Un abrazo.
Posted by: rásselas on 23 de Noviembre 2006 a las 08:54 AMConozco exactamente esa sensación. Me gusta cómo la describes. Un abrazo, tan sólo curioseaba por aquí.
Posted by: neferi on 27 de Noviembre 2006 a las 05:20 PM