Y después de navegar por el espacio sideral próximo a los Jardines de Herperia la historia debe terminar.
Rásselas y Pet permanecían en la cubierta de la Nave de los Sueños, los dos se miraban a los ojos mientras hablaban. Y esas miradas decían mucho más que todas las palabras, que muchos acordes y sinfonías. Se estaban despidiendo con la comprensión recíproca.
Nuestro amigo, debía continuar hacia el Pozo de Harán y Pet tenía que ir al sistema de Pádova. Sus caminos se separaban ineludiblemente.
Es triste después de ver tantos amaneceres juntos, después de haber disfrutado de la compañía cálida y tierna. Del cariño mutuo. Pero todo llega a su fin.
Rásselas agradeció eternamente a Pet el regalo de este tiempo, ella le había proporcionado ternura suficiente para continuar su marcha en su eterno viaje de sueños e ilusiones en pos de una ilusión.
Antes de partir, se prometieron que estarían en contacto. Las antenas de ambas naves estarían conectadas para proporcionarse ayuda y consuelo en cualquier situación.
Pronto la Nave de los Sueños de Pet activó los propulsores de estribor y de popa haciendo virar a esta. Los cabos que las unían se partieron y esa noche Rásselas notó como si se hubiesen arrancado los miembros, partiendo huesos y tendones.
Pet ya no esta, ahora es un punto en el cielo volando lejos, muy lejos.
Mientras Rásselas lloroso mira por la escotilla el ultimo destello de la nave antes de desaparecer le envía un cálido beso con la mano.
Adiós Pet.
fin de la transmisión diaria.