Rásselas estaba cenando en la cubierta de la Nave de los Sueños. Miraba a Pet, la otra eterna viajera de sueños e ilusiones, miraba a sus cristalinos ojos.
De las conversaciones más profundas, de la palabra más constante, de un gesto, una sonrisa o tal vez de una caricia.
Surgió de Pet una aureola mágica, una armonía de acordes imposibles, que abrazaban el pecho de nuestro amigo como sábanas de terciopelo.
Rásselas se sentía flotar, se dejaba llevar por esos ínfimos pentagramas imperceptibles para los mortales sin pasión, ni ternura. Se dejó arrastrar y vio como de la espalda de Pet, nació una mariposa.
La mariposa, de infinidad de luminescentes colores, dejaba una estela de luz a su paso, una nota musical, un canto, un susurro que dejó aletargado a Rásselas.
Esta se posó por un instante en su pecho y le pidió su corazón de almendra.
¿Cómo negárselo a una criatura tan maravillosa? ¿Cómo negar las sensaciones jamás antes experimentadas, recuerdos, emociones, instantes ínfimos eternizados en el recuerdo?
Rásselas se introdujo dos dedos en la cicatriz y sacó su corazón de almendra para dárselo. La mariposa, llevando la semilla entre sus graciosas patas, voló otra vez hasta la espalda de Pet.
Fue como si el tiempo se hubiese detenido en la nave, en todo el universo, hasta los dioses se podrían haber visto afectados por tal singularidad temporal.
Al desaparecer el bello insecto, todo volvió a la normalidad, las burbujas de la cerveza volvieron a retomar su delicado ascenso, la brisa a peinar los cabellos alborotados, las estrellas a titilar.
Rásselas y Pet pasearon por la borda un rato más.
Se llevaron su corazón de almendra.
No fue un robo, no.
Simplemente se lo pidió y él lo dio.
Pese a pensar que se sentiría mal, con un gran vacío.
Para nada,
sentía que allí donde estaba guardado,
estaría calentito y protegido.
Y esa sensación es la que tiene Rásselas.
Se siente genial.
fin de la transmisión diaria.
Posted by eolovano at 12 de Septiembre 2006 a las 06:34 PM