Y llegó el atronador momento, de sus manos sacó una caracola que la acercó lentamente a su boca para que su canto se amplificase por todo el valle.
Su voz era dulce y aterciopelada, una nana en la noche, un susurro en la nada.
Y Rásselas hipnotizado dejo libertad a su mente
Pasa en tiempo y nos acostumbramos a vivir.
No debería ser así, la vida tendría que ser sorprendente en cada paso, y lo es, pero nuestra mirada se desgasta con la edad, al igual que nuestra capacidad de sorpresa.
Pero hay días, momentos, instantes, en que la vida es tan sorprendente que debes coger aire abriendo la boca, los ojos, inspirando todo lo que se pueda. La cara pasmada, casi absurda. Notamos un cosquilleo en la tripa, en la punta de la nariz, en los ojos lagrimosos de la emoción.
Por unos instantes, nos transformamos en el niño que fuimos, y aceptamos la sorpresa como aquella mañana de enero al comprobar el baso de leche vacío y los regalos junto a los zapatos.
Con esa musa cantando me diluí como una acuarela con su canto.
Ella, Noa, toda elegancia, delicadeza, finura, ternura
Ella era música. Me moriría si algún día me cantasen esa canción en la cama, mientras espero a que me acoja el sueño.
He vivido tantas situaciones acompañado de esa voz, experiencias que no deseo olvidar, es mi BSO personal.
Me sorprendí a mi mismo a descubrir la música sinfónica en directo, me sorprendió nuevamente Noa con su voz.
Rásselas despertó de su letargo volando en el interior de una pompa de jabón a centenares de metros sobre el bosque. Al fondo, la nave de los sueños estaba atracada en el aire a su espera y él se sentía ansioso por salir a explorar otra vez.
Fue una pena el no poder despedirse de sus amigos, la abuela, la tortuga, Buba y Bombata. Pero todo daba a entender que no se había acabado esa historia. En el corazón de nuestro amigo latía la sensación de un regreso cercano.
Ahora, no podía despegar la vista de un papel que se hallaba arrugado en sus manos, en el, un mensaje escrito: debes ir al Pozo de Arán
No sabía el porque pero estaba seguro que ese sería su rumbo.
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Fin de la transmisión diaria.