A Rásselas, lo que más le apetecía en este mudo era soñar. Por eso volaba en la Nave de los Sueños. Pero ya había aprendido un poco del planeta Recuerdo y no quería sentirse demasiado atrapado por lo intangible. Pero mantener la justa medida es complicado, por eso decidió dejar el timón solo y se acercó descalzo a proa.
Quería practicar aquello que ya lo había hecho en más de una ocasión, y aunque le haya llevado a puertos que se hubiera quedado en ellos por siempre, y aunque no pudo ser así, y aunque sufrió por todo ello
vuelve a practicarlo
es seguir el camino del corazón.
Porque si el combustible de su nave es la ternura, esta surge del corazón, y que mejor que tomar ese camino, buscando un corazón para hallar toda la ternura del universo concentrada.
Lo que desea más que nunca es que esta ternura, una vez encontrada, explote con un pálpito, como el chasquido de un beso.
Rásselas sigue en la proa, mira, no pasa nada. Nada.
fin de la transmisión diaria.
Posted by eolovano at 14 de Noviembre 2005 a las 05:39 PM