29 de Septiembre 2005

Reflexiones de alta mar.

En la sinuosa línea que traza la vida en mi mano no puedo entender lo que me acontecerá en el futuro. No entiendo el lenguaje que cada surco, de cada marca.
Noto las palmas sudorosas al prolongado contacto con el timón de esta nave de los sueños.

Y es que hoy navego manualmente, soy yo quién decide en cada instante a donde dirigirme. ¿Y no es maravilloso? Sí, ser consciente de ello, de decidir, de equivocarse. Si nunca se te equivoca quien nada hizo, dijo el sabio.

Hoy me he levantado con ganas de decidir, de actuar, me siento con fuerzas para ello. Pero ansioso también, no puedo esperar. Y sin embargo, es precisamente eso, la espera… En este eterno viaje de sueños e ilusiones, eterno viaje de amores… he aprendido que debo esperar, pero estar ojo avizor, para cuando llegue el momento actuar.

Ayer, cuado terminó mi trabajo en la estación orbital de Ilicitania, regresé a la metrópoli de Murcia-murcindäe y pasé la tarde leyendo. Tomé también mi libreta naranja para tomar notas y apuntar unas reflexiones, esto lo aprendí hace mucho de un Náufrago.
Releí el final de la novela de “Khol, Gilgamesh y la muerte”. Haciendo alusión a lo referido por el sabio (no reventaré la novela) he mirado atrás y me siento satisfecho por los meses pasados, por las vivencias vividas… y porque desde que me terminé esta novela, me he dedicado a vivir, a saborear, como saboreo el último trago de horchata en mi paladar. Cada momento, por efímero que pueda ser, lo disfruto, en lo sencillo o en los grandes y transcendentales momentos que nos marcarán y cambiarán la vida.

Vuelvo a reafirmarme, en decir que me siento muy ambicioso, pero mi ambición va enfocada a llevar una vida aplacible con los miembros de mi tripulación, a disfrutar de lo sencillo y lo pequeño, a saber discernir el valor de las cosas por lo que son o representan, no por el precio.

En este largo camino de soleda, por el cosmos, en busca de Ítaca, de mi musa perdida. Debo continuar.

Mañana, aterrizaré en mi planeta refugio, sí ese que cuenta con un puerto que me protege y un faro que me guía. Me han elegido para representar a los exploradores de mi tripulación. No me van los discursos, prefiero actuar, a veces me siento como el caballo de “Rebelión en la granja”:”trabajaré más fuerte”… Pero esta vez, debo hacer un esfuerzo por bien a la gente a la que represento y hablaré.

También, dado el cargo que he adquirido, creo que lo más conveniente es ir a rendir respeto a mis antecesores y antepasados. Que ellos, los fundadores, estén donde estén, seguro que me ayudarán.

…fin de la transmisión diaria.

Posted by eolovano at 29 de Septiembre 2005 a las 05:45 PM
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