Historias Logarítmicas

Tu.

Me encuentro en mi planeta refugio; sí ese que cuenta con un puerto que me protege y un faro que me guía.
El calor abrasa mi alma y la sequedad corroe mi cuerpo, pero aun así, la proximidad de la costa me hace sentirme nuevamente atenazado por el choque frontal de dos marejadas. Las olas impactan sobre las rocas cubriéndolas con un esponjoso edredón blanco. No se por que playas ando, hace tiempo que perdí el sentido de la dirección y creo que tardaré en recuperarlo, si es que se puede.
Las espirales logarítmicas, provocan que mi corazón lata con una proporción áurea cuasiperfecta.
¿Por qué un sentimiento tan poderoso y puro no se puede enterrar? ¿Por qué este vacío absoluto que no se puede llenar?
Débil y deshojado me precipito por cascadas infinitas de incertidumbre, de añoranzas y pesares intentando levantar el espíritu nostálgico de querer estar y nunca estarlo.
¿Tan difícil es? ¿Tan complicado?
No me queda más remedio que asumirlo, asumir la infinita dificultad que me toca, como ente estadístico que soy… y seguir buscando.
La nave de los Sueños mañana zarpará dirección Murcia-murcindäe y atracará en la estación orbital de Ilicitania.
Cada paso ya es un logro, el no mirar atrás, pero nunca olvidar lo maravilloso de lo vivido. Creo que el origen de todo esto es ese virus que nos vuelve un poco locos, es un germen que se cubre con cada situación con una pequeña película de nácar. Cuando llegue el deseado momento, una preciosa perla estará dispuesta para regalar… yo, algún día regalaré la mía, sin miedo ha hacerlo y sin dudas. Lo haré sí, aunque tenga que viajar hasta el más lejano sistema estelar.
No tengo mapa ni lo necesito. Las estrellas no me volverán a engañar, ni la luna con su sonrisa a seducir.
No volveré a permitir que el etanol circule otra vez por mis venas para eludir el dolor.
Mi cruz es esta, mi vellocino de oro a encontrar, mi Ítaca perdida.
Tu.

…fin de la transmisión diaria.